40 Preguntas y Respuestas Acerca Del Sábado Apreciados hermanos: Comparto este interesante material en el que nuestro hermano Luis Cajiga, de Puerto Rico, responde al folleto contra el sábado y los adventistas publicado por el Sr. Alves. Creo que el escrito estimulará nuestra reflexión. Gustavo RESPUESTA,
de Luis Cajiga, AL FOLLETO “CUARENTA PREGUNTAS PARA LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO
DÍA ACERCA DEL SÁBADO DE ISRAEL” 1.
¿Por qué guardan ustedes un solo sábado?
El año séptimo y también el año del jubileo eran sábados.
Levítico 25: 1 al 22. ¿Por
qué guardan el uno y dejan de guardar los otros? En el año religioso hebreo, sólo en el mes séptimo, había cuatro días que eran llamados sábados, sin importar qué día de la semana cayeran. Estos eran los días 1ro., 10mo., 15to. y 22do. Vea Levítico 23:33-44, especialmente el verso 38, que dice que esos “sábados” habían de ser guardados “además de los sábados de Jehová”, obvia alusión al sábado del 4to. mandamiento. Además de estos sábados especiales y rituales –siete en el año–, estaba el año sabático y el jubilar. Todo eso es parte de la ley de ritos, los cuales caducaron, cuando al morir Cristo, se introdujo el nuevo pacto. Aunque la ley moral, los diez mandamientos, aun rige en el pacto nuevo (Jeremías 31:33; ver Heb 8:6-13; 10:15-17), los cristianos no estamos obligados a observar “la ley de los mandamientos en orden a ritos” (Efesios 2:15). 2.
¿Por qué basan tanto su religión en el día del sábado cuando
sabemos que el Señor enseñó que la ley y los profetas se basan todos en el
amor y no en guardar la ley? Mateo
22.34 al 40 con Romanos 13.8-10. Los
adventistas, al observar el sábado, seguimos un “así dice Jehová” (Isaías
56:1-2) y no “mandamientos de hombres” (Isaías 29:13).
Cristo dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15).
Pablo dijo: “Los hacedores de la Ley serán justificados” (Romanos
2:13). “La Ley y los
Profetas”, todo el Antiguo Testamento, se resume en el amor, como dijo
Cristo, pero esto no anula la observancia del Decálogo. 3.
¿Cómo es que encienden lumbre en el séptimo día, ya que en la ley
levítica esto estaba prohibido? Éxodo
35:3. Haciendo así, ustedes
quebrantan la ley del sábado. Y
usted se atreve a juzgarnos por “la ley levítica”.
¿Es que no ve la diferencia entre esta ley y aquella que el mismo Dios
promulgó y escribió? Hoy
encendemos fuego de manera fácil, para calentar lo que ya se ha aparejado el
día antes, conforme al mandato bíblico (Éxodo 16:23). 4.
Dígame cuándo y dónde mandó el Señor Jesús, o alguno de sus apóstoles,
u otro escritor de la Biblia, a que guardasen algún gentil los diez
mandamientos. No hay que
discutir, bastarán sólo el capítulo y el versículo. Usted,
amigo, parece no conocer la Biblia. En
Isaías 56:1-6, el Señor llama a los gentiles (extranjeros y eunucos) a
guardar su sábado y su pacto (el Decálogo).
En Hechos 13:42-44 los gentiles le ruegan a Pablo, el apóstol de los
gentiles, a que venga a predicarles a ellos “el sábado siguiente”, cosa
que el apóstol accedió. El apóstol Santiago urge a cumplir los 10
Mandamientos (cap. 2:8-11, 12), de los cuales la observancia del sábado era
el cuarto. 5.
¿Pueden darnos una escritura donde se manda a los gentiles observar el
sábado según la ley? La
Biblia es un libro hebreo. En
este libro maravilloso se nos habla de cómo Dios escogió un pueblo para que
fuera su representante ante las naciones (gentiles).
Usted no esperará que en este Libro haya leyes diferentes para los judíos
y para los gentiles. Todo gentil prosélito tenía que ajustar su vida a las
leyes de Israel. Aun hoy, si a su
iglesia entra una persona idólatra y que tiene prácticas diferentes a las
suyas, tiene que amoldar su vida a los nuevos conocimientos que usted enseña.
Por lo demás, la respuesta a la pregunta anterior se ajusta a ésta. 6.
Según dicen ustedes, se guardaba el sábado antes de darse la ley a
Moisés. De acuerdo a Génesis
17:10, entonces ¿por qué no practican la circuncisión, siendo uno de los
mandamientos claros de la ley? De
nuevo pregunto, ¿por qué el uno sí y el otro no? La
ley de la circuncisión no es parte del Decálogo, sino de la ley mosaica,
aunque el pacto fue hecho con Abraham. Aunque
la circuncisión es saludable hacerla a los
niños, no lo hacemos como rito y es totalmente individual.
Pero es importante saber que en Génesis 26:5 se nos indica: “Por
cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis
estatutos y mis leyes.” Aunque
ahí no se menciona el sábado, no dude usted que sí está incluido.
En Éxodo 16, antes de que la ley fuera promulgada, Dios envió el maná
al pueblo para probarlo, “si
andaba en mi ley (la de Dios) o no.” ¿Puede
Dios “probar” en algo que no se conoce?
¿Por qué el cuarto mandamiento comienza diciendo “Acuérdate de
santificar el día del sábado”? Serían
innecesarias estas palabras si la institución no fuera conocida. 7.
El apóstol Pablo escribe en Gálatas 3:19 que la ley fue por causa de
las rebeliones. Ustedes enseñan
que aquella parte de la ley referente al mandamiento de guardar el sábado fue
dada al hombre inmediatamente después de su creación, pero las Escrituras
dicen que fue después de la caída. ¿No
ven que no concuerda con los hechos de la teoría adventista de que la ley fue
dada en dos entregas? Su
pregunta está mal formulada. Adán
pecó porque violó el pacto o la ley de
Dios. Esto fue después de la caída
de este. No hay tal cosa como
“dos entregas”, ni jamás lo hemos enseñado. La ley que fue dada “a
causa de las rebeliones”, no fue la ley moral, sino la ritual, o código
mosaico. ¿Qué son “las
rebeliones” sino la desobediencia a la ley de Dios?
Entonces, la ley que fue dada “por causa de las rebeliones” es
posterior a la primera. 8.
¿Por qué será que en los mandamientos dados a nuestros primeros padres en
el Edén, y en los que fueron dados a los patriarcas -Noé, Abraham y otros-
no se hace ni una referencia a un deber de guardar el sábado?
¿Por qué no se menciona la palabra sábado hasta haber pasado más de
dos mil años desde la creación del hombre?
Si las teorías adventistas fueran ciertas, ¿no se había de hacer
referencia muchas veces antes del capítulo 16 del Éxodo al deber de guardar
el sábado? ¿Pretende
usted que cada uno de los diez mandamientos se hallen en el libro del Génesis?
Este libro no es un libro de leyes, sino de historia.
Se sobreentiende que Dios no iba a dejar a su pueblo ignorante respecto
a sus requerimientos. Por eso es que Génesis 26:5, antes citado, explica que
Abraham sí observó las leyes de Dios. 9.
¿Dónde en las Escrituras leemos que se haya dado mandamiento alguno de
guardar el séptimo día antes de ser redimido el pueblo de Israel de la
esclavitud de Egipto? Habrá que
citar capítulo y versículo en cada caso, sin hacer referencia a Génesis 2:1
al 3, pues allí no hay mandamiento. De
nuevo le refiero a Génesis 26:5. Aunque
no se especifica mandato alguno, sí dice que Abraham los observó.
Dios no podía dar su ley a un pueblo esclavo.
Primero lo redime y luego le presenta la gloria de su ley.
Lo mismo pasa en el nuevo pacto. La
desobediencia nos lleva al cautiverio del pecado.
Una vez redimidos, vemos entonces lo que es la ley del Altísimo: una
norma de vida para el creyente. Génesis
2:1-3, aunque usted no quiere que se le incluya, sí da la razón para el
mandamiento, pues estaba dirigido al hombre libre de la esclavitud del pecado.
Por ello se sobreentiende que era
conocido antes del Sinaí. 10.
Si fue como ustedes alegan, que el mandamiento fue dado a Adán en el día de
la creación, ¿cómo es que se equivocó de fecha? Fue creado Adán en el
sexto día: el séptimo día al cual se hace referencia en el Génesis fue
segundo de su existencia. Si Adán
tuvo que trabajar seis días y luego descansar en el séptimo, ya estaría
equivocado cinco días en su cálculo. El
sábado suyo no sería el séptimo día porque habría trabajado un sólo día.
“El sábado de Adán fue un sábado del segundo día:” Lo
que usted hace es acusar a Dios de equivocarse.
Él creó a Adán y a su esposa en el sexto día y estos celebraron el
sábado con Dios. Ellos celebraron el descanso de Dios, no el de ellos.
De ahí en adelante, el hombre habría de descansar el séptimo día
siguiendo el ejemplo del Creador, pues así lo declara el mandamiento expreso
de Dios. ¿No puede ver usted en
esto una mención clara de la
gracia? El hombre descansó el
primer sábado sin haber trabajado, así como Cristo nos concede la salvación
sin nuestras obras. 11.
¿No habrán leído en Nehemías 9:12 al 14, donde dice claramente que el sábado
fue dado al pueblo de Israel en el Monte Sinaí?
Al ver que el sábado fue dado solamente a Israel, ¿por qué insisten
en obligar a otros a guardarlo? En
efecto, el sábado es parte de aquella ley sacrosanta que Dios promulgó en el
Monte Sinaí. Pero eso no quiere
decir que antes no existía como mandato divino, pues el mandamiento comienza
diciendo que nos acordemos de ese día. Ya
hemos visto con claridad que en Éxodo 16 se presenta el sábado antes de ser
promulgada la ley desde el Sinaí. Los
adventistas no obligamos a nadie a respetar el mandato de Dios de honrar el sábado.
Cada cual ha de tomar su decisión: Obedecer la ley de Dios o a los
mandamientos de los hombres. 12.
¿Por qué ponen ustedes a los gentiles bajo el sábado, cuando a ellos
nunca les fue dado? La ley de
Dice: “Señal es para siempre entre (mí y) los hijos de Israel”, Éxodo
31:16, 17. No hace mención de
los gentiles. Léase también
Ezequiel 20:10-12. Ya
hemos visto el pasaje de Hechos 13, donde son los gentiles los que piden a
Pablo que les predicara en el día sábado.
Ellos respetaban al judaísmo y asistían a los cultos de las
sinagogas, pero les desagradaban dos cosas: la circuncisión y los sacrificios
de animales. Cuando Pablo
predicaba un judaísmo sin esos dos elementos, los gentiles se volcaron a la
iglesia cristiana. Algo más: Los
que han aceptado a Cristo ya no son más gentiles, sino israelitas [espirituales],
descendientes de Abraham (Gálatas 3:29).
Hoy los que hemos aceptado a Cristo somos una “nación santa, pueblo
adquirido por Dios” (1 Pedro 2:9). Ya
no hay “pared intermedia de separación” (Efesios 2:12).
Hay sólo un pueblo formado por todas las nacionalidades y razas, pues
Cristo vivió y murió por todos. 13.
La ley dice: “El día séptimo será santo, sábado de reposo para
Jehová: Cualquiera que en él hiciera trabajo alguno, morirá.”
Éxodo 35:2; 31:14. Si la
primera parte de la cita es obligatoria para los cristianos, debe serlo también
la segunda parte. ¿Por qué no
cumplir la ley en matar a los que trabajan en el día sábado? Por favor, no
saquen el cuerpo a esta pregunta: Explíquennos aquí también por qué una
cosa sí pero otra no. Vuelve
usted con lo mismo, señor. El
texto no es del Decálogo, aunque se trata de un mandamiento moral.
La ley de Moisés, además de repetir los diez mandamientos, presentaba
las sanciones a ella. Quebrantar
cualquiera de los mandamientos requería la muerte del violador.
De eso se encargarían los jueces del pueblo, ya que Israel vivía una
teocracia, lo cual no tenemos hoy. De
todos modos, dele usted gracias a Dios, porque si no fuera así, hace tiempo
que usted fuera hombre muerto. Además,
Dios se encargará de dar el pago a los desobedientes: la muerte segunda.
Esa muerte la sufrió Cristo por nosotros.
Ya Él pagó por usted y por mí.
Sólo que tengamos el cuidado de no violar más la ley que nos condujo
a Cristo, sino que hemos de seguir observándola mediante la gracia de Dios y
la obra del Espíritu Santo. 14.
¿Por qué comen lo que ha sido preparado sobre un fuego encendido en día
sábado? ¿No saben que así
infringen la ley sobre la cual basan su salvación eterna? Antes
que nada, amigo, los adventistas jamás hemos dicho que la salvación eterna
la basamos en la observancia de la ley de Dios. La salvación únicamente se
halla mediante la obra redentora de Cristo.
Si el guardar la ley fuera para salvación, el sacrificio de Cristo
fuera nulo. Esta pregunta ya ha
sido formulada por usted en la número 3 y debidamente contestada. 15. ¿Por qué no cumplen con la ley al ofrecer sacrificio cada sábado?
Es parte esencial de la ley del sábado según Números 28: 9,10, pero
ustedes no respetan esa ordenanza. Usted
puede seguir con su manía de colocar textos de la ley de Moisés para
juzgarnos, pero ha errado el tiro. La
ley de Moisés, aunque tenía muchos mandamientos morales útiles y decretos
de sanidad que son beneficiosos, no rige al cristiano, lavado por la sangre
del Cordero de Dios. Hablando
de ese tema, la epístola a los Hebreos nos dice que la ley es “figura de
aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían sacrificios..., consistiendo sólo
en viandas (comidas) y en bebidas, y en diversos lavamientos, y
ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de la corrección”
(Heb. 9:9,10). Esto, lo
cual expone Pablo muchas veces en Romanos, Gálatas y Efesios, está más que
claro. Mientras estamos obligados a la ley moral estamos libres de la ley
ritual. 16.
Los mandamientos o la ley, quiere decir los diez mandamientos, y no más.
¿Por qué respondió el Señor Jesús acerca de la ley citando dos
mandamientos que no se encuentran entre los diez?
En Mateo 22:35 al 40 Él citó uno del libro de Levítico y otro de
Deuteronomio. ¿Acaso empleaba el
engaño? Si está bien el
adventismo, entonces sólo una u otra de estas cosas es verdad. Usted parte de una premisa falsa, amigo. La expresión “la ley” se refiere, a menos que el contexto exprese otra cosa, al Pentateuco. Hay casos en que se refiere a todo el Antiguo Testamento, como en 1 Corintios 14:21, que habla de la ley y cita a Isaías. Esto lo vemos claro en el pasaje que usted acaba de citar. El doctor de la ley preguntó a Cristo: “¿Cuál es el mandamiento grande de la ley?” Jesús pudo citar uno de los 10 mandamientos, ya que se hallaban incluidos en la Torah (la Ley), pero eso haría que se menospreciaran los otros mandamientos. Hábilmente, Jesús le cita el que habla del amor incondicional a Dios, pero aun eso sería incompleto, así que le añadió el segundo: amar al prójimo. Así que Él escogió dos mandamientos abarcantes, no del Decálogo, sino de la ley de Moisés, que, de acuerdo a los rabinos, tiene 613 mandamientos. Cristo no empleaba el engaño, como muchos hoy lo hacen, tergiversando la Palabra de Dios. Otra cosa, mi amigo, ¿no cree usted que es interesante ver que para presentar su ley Dios la escribió en dos tablas? La primera nos presenta el deber para con Dios (amor a Dios), y la segunda nuestro deber para con el prójimo (amor al prójimo). Jesús fue muy sabio al escoger, para responder al doctor de la ley, esos dos mandamientos de la Torah. 17.
El apóstol Pablo describe la ley como un ministerio de muerte en letra
grabada en piedras: 2 Corintios 3:1 al 18, Éxodo 20:1 al 17; 31:18; 32.15,
16; 34:1-28. Nos dice que había de perecer. 2 Corintios 3:7 al 11.
¿Puede el adventismo decirnos quién la hizo volver? El
apóstol Pablo en ese pasaje, está hablando del viejo pacto y lo llama
“ministerio de muerte”. En
ese pacto, los diez mandamientos estaban grabados en piedra, pero en el nuevo
pacto, estos están grabados en el corazón del creyente.
No es anular la ley o poner otra, sino la misma ley, la que Dios llama
“mi ley” (Jeremías 31:33). Si
se lee cuidadosamente ese capítulo que usted cita, el asunto es muy claro.
Vea sobre todo el verso 14: “ Empero los sentidos de ellos se
embotaron; porque hasta el día de hoy les queda el mismo velo del antiguo
Testamento, el cual por Cristo es quitado.”
¿Qué quitó Cristo? ¿La
Escritura del antiguo testamento? Imposible.
Cristo quita “el velo”, el cual no le permitía a los judíos de su
tiempo ver la grandeza del evangelio. La
ley era un ministerio de muerte en el sentido que no tenía provisión para el
perdón del pecado, sino el requerimiento de una estricta obediencia.
Pero esa falta de la ley la trae Cristo.
Al aceptarlo a Él como Salvador, su Espíritu Santo nos hará
guardadores de la ley. Mire bien
a Ezequiel 36:27: “Y pondré
dentro de vosotros mi Espíritu y haré que andéis en mis mandamientos...”
¿Quién hizo “volver” la ley?
Nadie. Ella siempre ha
estado ahí como la guía moral para el pueblo de Dios (Apoc. 12:17; 14:12). 18. En Gálatas 3:19 leemos que la ley fue puesta hasta que viniese la simiente, haciendo así claro que la ley no será perpetua sino que servía por un tiempo definido. La Simiente, Cristo, ha venido y nos ha redimido de la ley. Gálatas 3:13. De manera que, según las Escrituras, ha terminado el período para el cual nos fue dada la ley. Somos libres de ella. Nótense también Romanos 7:1 al 6. ¿Aceptan los dichos de la Palabra de Dios en este sentido? Aceptamos
todo lo que provenga de la Palabra de Dios, pero no los argumentos sin sentido
de los hombres. El grave problema
presentado por Pablo en Gálatas, no es que los cristianos eran leales a los
10 mandamientos. Eso no es
problema, sino una bendición. Piense: si en su iglesia los adeptos no son
asesinos, ladrones, adúlteros, mentirosos, codiciosos, etc., ¿es eso una
maldición? Si los cristianos
enseñan que por seguir tal conducta son ya salvos, están equivocados, pues
la salvación depende de la obra de Cristo y no de la nuestra.
El problema de los gálatas era el
seguir la circuncisión y los sacrificios y mandatos mosaicos, los cuales
fueron anulados por la introducción del nuevo pacto.
Los judaizantes se empeñaban en insistir que los conversos gentiles
siguieran esos ritos, y Pablo arremetió contra ellos.
Pero no piense, amigo, ni siquiera por un instante que el apóstol
preferiría que los cristianos provenientes del gentilismo fueran rebeldes al
Decálogo. Usted, aunque está
bajo la gracia, no tiene permiso para matar, hurtar, adulterar, mentir y
codiciar. El Decálogo divino,
siendo que es de carácter moral, no caduca.
Sin embargo, las leyes rituales fueron dadas hasta que se consumara el
sacrificio de Cristo y se introdujera el nuevo pacto. 19.
Si los cristianos están obligados a guardar el sábado, ¿por qué no
fue incluido esto en la importantísima carta enviada a las iglesias por el
concilio de los apóstoles y ancianos que se celebró en Jerusalén para
considerar la cuestión de si los gentiles deberían guardar la ley?
Hechos 15:1-29. Una lectura, aunque sea superficial, del capítulo 15 de Hechos, podrá mostrar a las claras la causa del concilio. Vea el primer verso. Ahí no dice que el problema con los gentiles era que los obligaban a no matar, no mentir, no robar ni adulterar, sino a circuncidarse “conforme al rito de Moisés”. ¿En cuál de los mandamientos del Decálogo se dice que hay que practicar la circuncisión? La decisión del concilio no incluye la explícita observancia del sábado: ¿Quiere decir esto que no debían guardarlo? Tampoco les dice que no maten. ¿Tienen permiso para matar? Los únicos mandamientos que indirectamente tocan son el de la idolatría y la fornicación, además de que se aparten de ahogado y de sangre. Esto era porque justamente esas cosas eran muy difundidas entre los gentiles. Pero en ninguna forma estaban dando permiso a los creyentes gentiles para matar, robar, mentir y codiciar, así como tener otros dioses y pasar por alto el reposo sabático. Ya le indiqué que en Hechos 13 los gentiles piden a Pablo que les predique el sábado. Así que ellos sabían perfectamente los requerimientos de la ley de Dios. Por otro lado, Hechos 15:21 menciona para los gentiles el día sábado como el día de consagración en que ellos podían adquirir mayor conocimiento de las normas apostólicas propuestas al participar con los judíos de la instrucción de Moisés que se hacía en las sinagogas. 20.
Si es que los cristianos deberían guardar el sábado, ¿cómo se
explica que el Señor Jesús no hizo mención del tema al enumerar los
mandamientos al mancebo de Mateo 19:16-25.
Y, ¿cómo es que el apóstol Pablo, escribiendo bajo la inspiración
del Espíritu Santo, no trata en
ninguna parte de sus varias epístolas una supuesta gran importancia de
guardar el sábado? En
el pasaje de Mateo 19, Jesús no le repitió al joven todos los mandamientos.
No le habló de los primeros 4 mandamientos ni del décimo.
¿Quiere eso decir que no eran importantes?
Basta visualizar la obediencia de Cristo a los mandamientos.
Él dijo: “Yo he guardado los mandamientos de mi Padre y estoy en su
amor.” En cuanto a Pablo, no
era su misión repetir los mandamientos de Dios, cosa que tanto judíos como
gentiles conocían, sino presentarles el santo evangelio.
La ley, aunque se refiriera directamente a los diez mandamientos, no
puede hacer nada por el pecador, excepto acusarlo.
Cristo tomó esa maldición sobre sí y nos da su gracia para poder
obedecer, ya que en nosotros no hay tal capacidad.
Para saber lo que Pablo pensaba sobre el sábado, basta leer Hechos 13:
42-44; Hechos 16:13; Hechos 17:1,2, Hechos 18:1-5, y Hebreos (si se reconoce
la paternidad paulina) cap. 4,
especialmente los vers. 4-11. 21.
Se encuentran en los capítulos 2 y
3 del Apocalipsis siete cartas de la gran Cabeza de la iglesia,
dirigidas a siete iglesias locales. Son
los últimos mensajes directos a las iglesias sobre la tierra.
Si fuese verdad lo que enseña el adventismo, ¿no les hubiera
recordado su deber de guardar el sábado? Tampoco les dice de la mayoría de los mandamientos de la ley de Dios: ¿Carecen por ello de importancia? Sin embargo, hablando a la iglesia de Sardis, que representa al movimiento de la Reforma, le dice: “Tiene nombre de que vives y estás muerto”. “No he hallado tus obras perfectas delante de Dios”. Toda esta acusación de parte de Cristo es justamente por haberse apartado de la ley del Señor y por decir que ya no hay que observarla. ¿Ha visto usted la iglesia de Pérgamo? Es la iglesia apóstata, la que se atrevió a cambiar la ley de Dios. La que persiguió a los cristianos por negarse a seguir sus engaños. Jesús sabe muy bien qué es lo que la iglesia necesita. Es a la última iglesia a la que Cristo señala como la que “guarda sus mandamientos” (Apoc. 12:17). 22. Ustedes dicen que el domingo entró con Constantino en el siglo IV. ¿Cómo explican entonces que los “padres” de la iglesia, quienes escribieron durante los primeros tres siglos después de Cristo, hablan del primer día de la semana para las reuniones de los creyentes? El día del sol pagano, se comenzó a observar de parte de algunos círculos cristianos, desde mediados del siglo 2do. La rebelión de Bar Kokhbá (año 135 d.C.) hizo que los judíos fueran rudamente perseguidos por los romanos. Algunos cristianos miedosos, para que no se les confundieran con los judíos, comenzaron a dar cierto cariz de santidad al primer día de la semana. El hecho de que algunos de los llamados “padres” de la iglesia digan que se reunían en el día del sol es justamente su confesión de estar siguiendo el paganismo y apartarse de las Escrituras. Hay, sin embargo, otros escritos que indican que muchos cristianos siguieron guardando el sábado aun hasta el siglo 16 y mucho después. La obra de Constantino, en su decreto del 7 de marzo del 321, fue establecer la observancia obligatoria del día del sol en su imperio. Fue la primera ley civil al respecto. La Iglesia Católica, unos años más tarde en el concilio de Laodicea (ca. 364), hizo el traslado final del sábado al domingo. Quizá no haya algún papa específico responsable del cambio, sino el papado: todos los llamados “papas” de los primeros siglos. 23. ¿Por qué porfían en que uno de los papas cambió el día de descanso del séptimo al primero? Hay plena prueba histórica de que los cristianos observaban el primer día durante los primeros siglos antes de haber papa alguno. ¿Cuándo y de qué manera actuó ese papa que ustedes tienen en mente? Esto se contestó en la pregunta anterior. Cuidado con la “plena prueba histórica”, señor. Hay cientos y miles de documentos fraudulentos. En esto la iglesia católica es una experta. Ustedes, los protestantes, siempre están defendiendo a su madre ramera. Bien dice la profecía de Apoc. 17 que ella tiene sus hijas. Sin embargo, respondiendo a su pregunta, será interesante estudiar la relación entre la controversia pascual cuartodecimana –con la obligatoriedad de guardarla en el domingo de Pascual anual con desprecio del sábado judío, según las amenazantes directivas de Roma a fines del segundo siglo– y la introducción pionera de tan extraña práctica, en defensa del domingo [de Pascua anual primeramente, y de la “Pascua semanal” después], a comienzos de ese siglo con el papa Sixto I (116-125). Ver Eusebio, Historia de la Iglesia, libro V, caps. 23-25. 24.
Si es que debemos guardar el séptimo día, ¿cómo es posible que los
apóstoles y cristianos primitivos celebraban sus reuniones de
mayor importancia, como es la cena del Señor, en el primer día en vez
del séptimo? Posiblemente
usted se refiera al texto de Hechos 20:7, donde se habla, no de una costumbre
de los discípulos, sino de una ocasión de despedida de Pablo que partiría a
Assón al día siguiente. Además,
¿quién puede asegurar que ese acto de “partir el pan” era el rito de la
cena del Señor, ya que los cristianos acostumbraban hacerlo todos los días
(Hechos 2:46)? Esto más bien era
una “comida de amor” donde todos participaban. Todavía hoy la iglesia lo
practica. La ceremonia de la cena
del Señor se puede celebrar cualquier día.
Una celebración no santifica el día. 25. Y
¿cómo saben que de veras guardan el séptimo día?
¿Pueden estar seguros de que no ha habido errores en los cálculos
desde el día en que descansó Dios? Hay
que tener en cuenta los cambios efectuados en el calendario cuando se convino
en que el año tuviera 365 días para sí corregir los errores que se habían
acumulado. Se debe pensar también
en la ley del año 1751 hecha “para corregir el calendario” que ordenó
quitar once días al mes de septiembre. Con
estas y otras modificaciones habidas, ¿ustedes están seguros que saben
contar los días desde la creación? Sí,
señor, muy seguros. El
calendario ha sufrido cambios, pero no la semana.
En el mes de octubre del año 1582, el papa Gregorio ordenó quitar 10
días al mes. Se saltó del
jueves 4 al viernes 15. Los 10 días
quedaron fuera, pero la semana quedó intacta.
Lo que más nos asegura que estamos observando el día correcto es que
el pueblo judío, en todas partes del mundo, lo guarda igual a nosotros.
El calendario de ellos data de más de 3.500 años y nunca ha fallado. 26. ¿Han leído Colosenses 2:14 al 17 acerca de la cédula de los ritos
(el mandamiento de guardar el sábado es uno de ellos) que ha sido raída,
quitada de en medio y clavada en la cruz? Sí, señor, hemos leído y releído ese texto. Justamente por causa de personas como usted, para quienes la Biblia es una sarta de contradicciones. El texto hay que verlo en su contexto. El verso 8 habla de “vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres”, cosa que es imposible que se refiera a parte alguna de la Biblia o la ley de Dios. El verso 11 menciona la circuncisión, rito que no es del Decálogo. El verso 14 habla de la “cédula de los ritos”, la cual fue “quitada de en medio y clavada en la cruz”. Eso es una clara alusión a la ley de los sacrificios y jamás a la ley moral. El verso 16 habla de “comidas y bebidas”, lo cual se refiere a las comidas rituales que ordenó Moisés. “Días de fiesta y novilunios” son festividades hebreas que son parte del ritual mosaico. “Sábados”, siendo que está junto con estas otras cosas, no puede referirse al 4to. mandamiento de Dios. En Levítico 23 se mencionan las fiestas solemnes. En el mes séptimo habían tres fiestas con 4 días de sábado, sin importar el día de la semana en que cayeran. Estos eran, como se dijo en la primera respuesta, el 1, el 10, el 15 y el 22. En el caso de la pascua que se celebraba al día siguiente de la muerte de Jesús, se llamaba “un gran día de sábado”, porque coincidía con el sábado semanal. Estos “sábados” no tiene que ser guardados por nosotros, al igual que las fiestas y los sacrificios. Hay otros versos que nos indican que no se trata del sábado del mandamiento: el verso 18 habla del “culto a los ángeles” y el 20 habla de “rudimentos del mundo”, mientras el 22 dice que estos son “mandamientos de hombres”. Amigo, ¿quiere usted más pruebas? IMPOSIBLE que Pablo esté hablando de algo dicho por Dios. Es posible que esa “cédula de los ritos” sea un libro cabalístico, mezcla de ritos judaicos y prácticas paganas, muy común en las civilizaciones del área del Mediterráneo. 27.
En los versículos 16 y 17 del mismo capítulo 2 de Colosenses vemos
que ciertas cosas exigidas bajo la ley de Moisés –entre ellos el guardar el
sábado– no son más que una sombra de lo por venir: el cuerpo espiritual de
Cristo. Guardar el sábado es
empuñar una sombra. Antes
usted dijo que el sábado estaba incluido en esa “cédula de los ritos”,
cosa que no es cierta. Ahora
vuelve al mismo error al decir que el sábado es una exigencia de la ley de
Moisés. Es cierto que Moisés
dio varias leyes sobre el sábado, como hizo con los otros mandamientos, pero
los diez mandamientos no fueron dados por Moisés, sino por el mismo Dios y
escritos directamente por Él, con su dedo, en las tablas.
Guardar el sábado no es empuñar una sombra, amigo, sino estar en la
bendita luz que dimana del trono de Dios. 28.
¿Habrán leído en Romanos 14:5 que unos hacen diferencia entre día y
día pero otros juzgan iguales todos los días?
Se agrega: “Cada uno esté
asegurado en su ánimo.” ¿Por
qué el apóstol no insiste en que los que juzgaban iguales todos los días
debían estimar el séptimo como superior a los demás días para guardarlo
santo? Sí,
hermano, hemos leído muchas veces el texto que usted menciona.
Lo entendemos bien. En
ningún lugar ahí se menciona el séptimo día.
¿Qué quiere decir hacer diferencia entre día y día?
Guardar el sábado no es hacer diferencia, ya que esa diferencia la
estipuló el mismo Dios al santificarlo. Pablo añade que “el que hace caso
del día lo hace para el Señor”. Y
“el que no hace caso del día no lo hace para el Señor”.
¿Qué ve usted de raro en esto?
Si en cada día de la semana se dedica cierto tiempo a oración u otra
obra buena, eso es magnífico. Lo
que Pablo indica en el pasaje es que no debemos juzgar a los demás.
No olvide, mi amigo, que guardamos el sábado no por mandatos de
hombres, sino por un mandato expreso del mismo Dios.
Deje de guerrear con Él. Por otro lado, el contexto de Romanos 14
alude a una controversia de forma y días de ayunos (carne o
legumbres; los días de ayuno señalados por los judaizantes, esto es, lunes y
jueves [ver Luc 18:12; Didaché 8:1, manuscrito del año 100 d.C.], y los
sugeridos por los antijudaizantes, o sea, los miércoles y viernes [Didaché, ídem])
y no a supuestos días de santificación. 29. El adventismo predica sábado y más sábado, resultando en que el tema
principal es el de guardar la ley y especialmente la ley del sábado.
Ahora, encontramos en el Nuevo Testamento que cincuenta veces se hace
mención de predicar el Evangelio, dieciséis veces de predicar la Palabra,
veintitrés veces de predicar a Cristo y ocho veces de predicar el reino.
Ni una vez se habla de predicar la ley o el sábado.
Ni el Señor ni sus apóstoles ni ningún evangelista habla de esto.
¿Cómo lo explican? Parece
que usted no ha escuchado las predicaciones adventistas.
Predicamos la justicia por la fe en Cristo, el Evangelio de la gracia,
la venida de Cristo y todos los
temas habidos y por haber. Lo que
pasa es que el evangelio que ustedes predican es incompleto.
Sólo incluye la gracia perdonadora, pero no la gracia regeneradora en
toda su extensión. La gracia nos
conduce a Cristo. Nuestros
pecados (transgresiones a la ley) son perdonados y somos aceptados por el
Padre. Pero ahora, ¿qué hacer?
Depender del Espíritu Santo. Él,
obrando en nosotros, nos hace guardadores de los mandamientos de Dios.
Eso, amigo, es Evangelio completo.
El sábado no se predica, se vive.
Todo aquel que se siente salvado, ha de amar esa ley divina y la
guardará, no para salvarse, sino como un fruto de la salvación obtenida en
el Calvario. 30. En el Nuevo Testamento se encuentra la palabra sábado unas sesenta veces.* Ustedes admiten que en todos los casos menos en uno se hace referencia al día sábado. Sin embargo, es este solo caso, Colosenses 2:16, donde la palabra es la misma en los textos en griego, ustedes quieren hacernos entender que lleva otro sentido. ¿Por qué? ¿No será que el capítulo 2:16, 17 echa al suelo sus argumentos en cuanto a guardar los cristianos la ley? [*El escrito se basa en la traducción Reina-Valera de 1909, la que se emplea corrientemente en las congregaciones adventistas.] ¿60 veces, hermano? Y usted, ¿por qué insiste tanto en esa lucha contra él? Hemos explicado lo referente a la diferencia de términos en la pregunta 26 y también en la 27. Pero quiero hacer claro que el asunto no es la palabra, ya que en el griego y en cualquier idioma, la palabra es sábado. Lo que pasa es, y esto lo admiten todos los teólogos serios, que hay días que se llaman sábado porque no se podía trabajar en ellos y que nada tienen que ver con el cuarto mandamiento del Decálogo. Vea esta nota de la revisión del año 1960 de la Reina Valera: “Por su significado de ‘día en que no se trabaja’, se llamaban también sabat los días de gran festividad religiosa, que no siempre caían en el séptimo día de la semana” (Dios Habla Hoy; NT, p. 298, SBU, México, 1979). También: “Día en el cual se prescribía la cesación de trabajo, a fin de dedicar el día especialmente a rendir culto a Dios… Otros días de festividad religiosa, que no siempre coinciden con el séptimo día de la semana, son ocasionalmente designados con estos mismos términos en el Antiguo Testamento hebreo y en su traducción al griego (Lev 16:31; 23:24, 32, 39)” (La Santa Biblia, Reina-Valera revisión de 1960, glosario, pág. 1160). 31.
¿Saben ustedes que en Gálatas 3:23 al 25 se lee que la ley fue
nuestro ayo (mentor) para llevarnos a Cristo, pero que, ya venida la fe, no
estamos bajo ayo? Por tanto, ya
no estamos bajo la ley. ¿A
qué ley se refiere Pablo? Especialmente
a la ley mosaica. Sus
sacrificios, su sacerdocio y sus fiestas, muestran a Cristo antes de que Él
haya venido. En ese sentido es un
tutor o maestro. Pero una vez que
el rito se topa con la realidad ya el tutor no es necesario.
Por otro lado, la ley de los 10 mandamientos nos declara pecadores y
nos muestra la necesidad del perdón a través de Cristo.
Pero una vez que hallamos a Cristo y su salvación, esa ley sigue
siendo útil, pues desobedecerla nos llevaría otra vez a la servidumbre del
pecado. Por eso Pablo pregunta:
“¿Deshacemos la ley por la fe?” Y
él mismo contesta: “En ninguna manera; antes establecemos la ley”
(Romanos 3:31). 32. Hay advertencia en el Nuevo Testamento contra el pecado mencionado en
cada uno de los diez mandamientos, menos el cuarto.
En cambio, no se hace mención en todo el Nuevo Testamento de un deber
de guardar el sábado. Fíjense,
por favor, en las citas de las Sagradas Escrituras que presentamos a
continuación.
Ahora,
si es pecado no guardar el sábado de los judíos, ¿cómo es posible no haber
aviso de ello en todo el Nuevo Testamento, y especialmente cuando figuran en
el Nuevo Testamento los otros mandamientos de la lista de diez? Amigo,
tengo para usted una pregunta: Si
están tan claros esos nueve mandamientos, ¿por qué usted se empecina en
contradecir la Palabra de Dios al decir que la ley está abolida?
Esos nueve son buenos, ¿y por qué el cuarto no?
¿Qué de malo tiene el sábado para que Dios lo elimine del conjunto
de diez? No hay tal cosa como
“el sábado de los judíos”. El
sábado es de Dios. No es para
los judíos solamente, sino para “el hombre” (Isaías 56:2). Usted dice,
sin inmutarse, que el cuarto mandamiento no se menciona en la Biblia.
¡Nada más lejos de la verdad! El
sábado es justamente el mandamiento que más se menciona en el Nuevo
Testamento. Estos textos usted
los conoce, ¿por qué entonces los oculta?
Veamos: Mateo 12:8, Cristo
se declara “Señor del Sábado”; Mateo
12:12, Cristo dice: “Lícito es en los sábados hacer el bien”;
Mateo 24:20, Cristo enseña que oremos para que nuestra huida “no sea
en... sábado”; Marcos 1:21,
29-32, Cristo guarda el sábado y al ponerse el sol, indicio del fin del día,
sana a muchos; Lucas 4:16, Jesús
da el ejemplo al guardar el sábado; Lucas
23:55, 56, las mujeres no preparan el cuerpo de Jesús y “se quedaron
quietas a causa del mandamiento” (del sábado);
Hechos 13:14, 42-44, los gentiles piden a Pablo que les predique “el
sábado siguiente”, a lo que el apóstol accede;
Hechos 16:13, Pablo y sus acompañantes acuden a un culto sabático de
creyentes “junto al río”; Hechos
17:1, 2, Pablo “como acostumbraba” entró a los judíos y griegos y les
predicó “por tres sábados” y Hechos 18:1-5, 11, Pablo se queda en
Corinto por un año y medio y “disputaba en las sinagogas todos los sábados
(78 en total)”. ¡Qué le parece, mi amigo!
No hay mejor prueba que ver cómo Cristo tanto como sus discípulos
observaron fielmente el día santo. 33. El sábado es parte de la ley; por lo tanto, ponerse bajo el sábado es
ponerse bajo la ley. Pero Gálatas
3:10 dice que todos los que dependen de las obras de la ley están bajo
maldición. ¿Cómo puede uno
desear tanto la maldición de Dios? No
deseamos la maldición, amigo, sino la bendición que conlleva la observancia
de la ley de Jehová. Para mi
salvación no dependo de las obras de la ley, sino de Cristo.
Su ley no es dada como medio de salvación sino como una norma para los
salvados. Al guardar la ley,
obedeciendo a cada precepto, se está viviendo una vida de gozo y se está en
paz con Dios y con el prójimo. Están
bajo la ley los que siguen los ritos mosaicos y los que creen que, por guardar
la ley, son salvos. ¿Cree usted que la Biblia no se contradice?
Yo sí lo creo. Haga suya
esta palabra: “¡Cuánto amo yo tu ley!
Todo el día es ella mi meditación.
Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos; porque
me son eternos” (Salmos 119: 97, 98). 34. Dice Gálatas 5:4 que “vacíos sois de Cristo” los que vuelven a
ponerse bajo la ley después de ser salvos por gracia, y que ellos “han caído
de la gracia”. ¿Qué
le parecería a usted que un ladrón y asesino que ha venido a Cristo y ha
sido salvo volviera a sus andadas? Seguro
que en su iglesia no lo aceptarían. Los
que han sido redimidos y justificados por Cristo han de llevar vidas
ejemplares. No se cae de la
gracia por ser guardadores de la ley de Dios, más bien se cae de la gracia
cuando desobedecemos los preceptos divinos.
El problema de los gálatas no era que guardaran los mandamientos de
Dios, sino la circuncisión y los ritos mosaicos.
Guardar esos preceptos rituales sí es estar bajo la ley.
Los judaizantes se empecinaban en atar a los conversos gálatas con
todo ese conjunto de leyes rituales, las cuales eran de veras una carga.
A eso se refiere Pablo y no a que caían de la gracia quienes se sometían
a los mandatos de no matar, no
adulterar, no robar o no mentir. 35. Se nos enseña en Romanos 7:4 que el creyente en Cristo está muerto a
la ley, pero la teoría adventista representa a sus creyentes como del todo
vivos a la ley. He ahí una grave
contradicción con la Palabra de Dios. Si
enseñáramos eso que dice usted, estaríamos irremisiblemente perdidos, pero
resulta que no enseñamos eso. Estamos
muertos a la ley, porque ésta ya no nos puede acusar. Cristo tomó nuestros
pecados (quebrantamiento de la ley) y los llevó a la cruz. Ahora, libres del
pecado, miramos a la ley no como acusadora, sino como aliada, para mantenernos
en la gracia. Esto no podemos
hacerlo porque haya en nosotros capacidad alguna, sino por la obra del Espíritu
Santo (Ezequiel 36:27). Eso, mi
amigo, es la médula del
evangelio. Si no hay gracia para
obedecer, no hay evangelio. 36. Los diez mandamientos “en letras grabados en piedra”, son un ministerio de muerte, según expresa 2 Corintios 3:7. Este ministerio de muerte había de perecer, 3:11. Pero, ¿no es cierto que los señores del adventismo al citar los mandamientos, casi siempre dejan afuera estas palabras de introducción? Este texto demuestra que los mandamientos fueron dados solamente a Israel (por mucho que nos manifiestan a nosotros la santidad de Dios), y dejan entrever que la teoría adventista está errada. Lejos
de la verdad una vez más, amigo. El
contexto de 2 Corintios 3 es el pacto, no el contenido del Decálogo.
Si lee bien usted Jeremías 31, en el nuevo pacto, la ley,
la misma ley santa de Dios, ha de estar escrita, no en tablas de
piedra, sino en el corazón del creyente.
Los adventistas no dejamos nada afuera, sino que presentamos “todo el
consejo de Dios”. Dios no
cambia (Sant. 1:17). Dios no se
contradice. No ha eliminado ni
cambiado ni una jota ni un tilde de su ley.
“No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios”
(Salmo 89:34). Entonces usted
acepta que los mandamientos “manifiestan la santidad de Dios”.
¡Vaya! ¡Le felicito por
reconocer esa gran verdad! Entonces,
según usted, eso que “manifiesta la santidad de Dios”, está abolido.
¡Vaya contradicción la suya! 37. ¿Han notado que los diez mandamientos comienzan con Yo soy Jehová tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de siervo? De nuevo estamos frente a una manifestación de que se trata de ordenanzas dadas específicamente a Israel. Siendo
que esa parte no la contesté en la pregunta anterior, veamos ahora el asunto.
¿Pretende usted que Dios tenga una ley para su pueblo y otra para los
gentiles? Él escogió un pueblo
para que manifestara su voluntad, su Palabra y su ley a todas las naciones.
Como dije antes, basta mirar Isaías 56:1-6 para ver que Dios llama a
los extranjeros a servirle y le pone como condición abrazar su pacto y
guardar su sábado. Cuando el
pueblo de Israel rechazó a su Mesías, todas las prerrogativas de aquél como
nación pasaron a la iglesia (Gálatas 3:29 y 1 Pedro 2:9).
El Israel de Dios está compuesto por todos, sin importar raza o
nacionalidad, que han creído en Cristo y aceptado su evangelio. 38. Hay repetición de los diez mandamientos en Deuteronomio capítulo 5, y allí se encuentran las siguientes palabras: Te acordarás que fuiste siervo en Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá... por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo, 5:15. De nuevo vemos claramente que la ordenanza del sábado fue dada a un pueblo que había salido de Egipto. Esto no cuadra con la teoría adventista. No hay tal teoría adventista. Aceptamos eso tal como está. Dios liberó de la servidumbre a un pueblo y lo hizo suyo. Le dio mandamientos y leyes buenas para su supervivencia y para que hiciera la obra de compartir con otros pueblos el eminente conocimiento del Dios verdadero. Es imposible observar la ley santa de Dios en medio de una servidumbre tal como la que padecían los israelitas. Luego de liberarlos les mostró su ley. Lo mismo pasa hoy, antes de que podamos ver la excelencia de la ley de Jehová, tenemos que ser liberados por medio de Jesús de la servidumbre del pecado. Entonces, perdonados, regenerados, justificados y reconciliados hemos de contemplar la belleza de la ley del Altísimo. Esa parte del mandamiento que Moisés repite en Deuteronomio, es una nota aclaratoria para el pueblo, la cual crea una nueva razón para guardar el precepto divino. 39. Los adscritos al adventismo enseñan que hay dos leyes: (i) los diez mandamientos, que ellos llaman la ley de Dios, y (ii) la ley ceremonial, que ellos llaman la ley de Moisés. ¿Pueden darnos, por favor, un sólo capítulo y versículo (en el Antiguo Testamento o en el Nuevo) donde se hace tal distinción? Le
voy a dar no uno, sino varios textos donde se hace esa clara distinción.
Primeramente, si usted lee Éxodo 20, se dará cuenta de que los diez
mandamientos fueron hablados por el mismo Dios.
Más tarde, en Éxodo 31:18, se nos dice que fue el mismo Dios el que
los escribió en las dos tablas de piedra.
Las otras leyes fueron dadas por Dios pero a través de Moisés.
Mientras las dos tablas fueron puestas dentro del arca, símbolo del
trono de Dios, la ley de Moisés fue puesta al lado del arca.
Vea este texto de Deuteronomio 4:13: “Y él os anunció su pacto, el
cual os mandó poner por obra: las diez palabras; y las escribió en dos
tablas de piedra.” Para
referirse a la ley de Moisés, Pablo usa la expresión “ley de mandamientos
en orden a ritos” (Efesios 2:15) y “la cédula de los ritos” (Colosenses
2:14). Cuando él quiere
referirse directamente a la ley de Jehová, usa otra expresión, como en 1
Corintios 7:19, que dice: “La circuncisión nada es y la incircuncisión
nada es; sino la observancia de los mandamientos de Dios”.
¿Se extraña usted? Sí,
el texto es de Pablo. Cotéjelo.
Vea este otro: “Los
hacedores de la ley serán justificados” (Romanos 2:13).
Y hay más: “De manera que la ley a la verdad es santa, y el
mandamiento santo, y justo y bueno” (Romanos 7:12).
Es cierto que cuando la frase “la ley” aparece en los escritos del
Nuevo Testamento, no se puede referir siempre a la ley de Moisés.
Para saber a qué el autor se refiere, hay que ir al contexto.
Hay veces que se refiere a todo el AT; otras veces al código mosaico,
algunas veces a la parte ritual de la ley de Moisés y otras veces a los diez
mandamientos. 40. Vamos ahora a Nehemías 8:1 al 3, 14 y 9:3. Al hablar del único libro que se leía, aquellos pasajes lo llaman (i) la ley de Moisés, (ii) la ley de Dios, (iii) el libro de la ley, y (iv) la ley de Jehová su Dios. Se truecan las palabras indiferentemente al tratarse de un sólo libro, una sola ley. Usted lo ha dicho, mi amigo, “un libro”. Ese “libro de la ley” lo escribió Moisés, pero el autor es Dios. Nunca he refutado el hecho de que la ley de Moisés es ley de Dios, pues Él fue el que le habló a Moisés. Lo que pasa es que usted puede decir a la ley de Moisés “ley de Dios”, pero no puede decirle a los diez mandamientos “ley de Moisés”, ya que él nada tuvo que ver ni con su promulgación ni con su escritura. Mi amigo, acabaron sus preguntas y yo le quiero hacer unas pocas. 1. ¿Conoce usted la profecía de Daniel 7:25?
Dios vaticinó que se levantaría una entidad que se atrevería a
“cambiar los tiempos y la ley”. Esa
entidad es el Papado romano. Cambiaron
el “tiempo” de Dios, el séptimo día, por un mandamiento humano que
realza el 1er. día de la semana. Mire
usted la ley de Dios en el Catecismo romano y compárela con la Biblia. 2. ¿Sabía usted que el día que hoy se llama domingo era observado por los persas dedicado al dios sol, Mithra, desde antes que Cristo naciera? 3. ¿Sabía usted que la Iglesia Católica se alió con
Constantino en el siglo IV, cuando éste hizo a aquélla la iglesia
oficial del estado? Esta súper-iglesia
del Medievo ha perseguido a los cristianos y ha llenado el mundo con su
idolatría. Ella es la gran
ramera de Apoc. 17, y sus hijas son las iglesias protestantes que siguen
bebiendo de su vino embriagador (sus doctrinas falsas). 4. ¿Sabía usted que los protestantes son los primeros en defender las doctrinas capitales del romanismo, esto es, la inmortalidad del alma y el domingo? 5. ¿Sabía Desearía
creer que usted será movido por estas palabras, no sólo para discontinuar
con esta obra anti bíblica de ataque contra el remanente que exalta los
mandamientos de Dios, sino para tratar de conocer en qué consiste la
proclamación del último mensaje de misericordia de Dios al mundo, de acuerdo
al triple mensaje angélico de Apocalipsis 14. Luis
G. Cajiga |
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