¿Quiere usted verdaderamente que Jesús venga pronto? Jesús no volverá a la tierra hasta que el evangelio eterno sea predicado en todo el mundo, a cada nación, tribu, lengua y pueblo (Mateo 24:15; Apoc. 14:6,7). Jesús no hubiera dado la comisión evangélica si El no tuviera un plan para cumplirla. Este plan ha sido delineado en la Biblia, pero por causa de la debilidad de nuestra comprensión de los propósitos de Dios, El ha condescendido a bosquejar su plan para la terminación de la obra en mucho mayor detalle en los escritos inspirados por el Espíritu Santo de Elena G. de White (ver 3MS:32).

Para cada plan que Dios ha trazado para la terminación de su obra, El ha trazado métodos y dejado instrucciones de cómo ese plan debe funcionar y cómo debe ser financiado. Por ejemplo, los colportores debían de ganarse la vida de las ganancias de los libros que eran vendidos. Los médicos y las enfermeras debían recibir sus honorarios del dinero que los pacientes le pagaban al sanatorio. Los granjeros misioneros y los artesanos habían de ser pagados de la venta de sus cosechas o los servicios prestados.

"Las instituciones que son los instrumentos de Dios para llevar hacia adelante su obra en la tierra deben ser sostenidas. Iglesias deben ser construídas, escuelas establecidas, y casas publicadoras deben ser equipadas con las facilidades para poder hacer un gran trabajo en la publicación de la verdad que debe enviarse a todas partes del mundo. Estas instituciones son ordenadas por Dios y deberían ser sostenidas por los diezmos y las ofrendas liberales" (4T:464).

Es verdad que el apóstol Pablo se sostuvo a sí mismo a través de un oficio para ilustrar "de una manera práctica lo qué pueden hacer los laicos consagrados" (Hap:286) pero este noes precisamente el plan de Dios para el sostén del ministerio porque en la página siguiente Elena G. de White escribe: "Es el propósito de Dios que tales obreros estén libres de ansiedades innecesarias, y que puedan tener plena oportunidad para obedecer la orden de Pablo a Timoteo: "Medita estas cosas y ocúpate en ellas" (1Tim. 4:15). Si bien deberían cuidar de hacer suficiente ejercicio para mantener con vigor su mente y su cuerpo, no es el plan de Dios que sean obligados a dedicar una gran parte de su tiempo al trabajo secular" (HAp:287).

El evangelio confiere una responsabilidad individual sobre cada uno de nosotros. En ningún caso puede esta responsabilidad ser evitada o transferida. Si Dios nos dice que empleemos el dinero del diezmo para el trabajo del evangelio solamente, Él no va a perdonar el que se lo use para otra cosa.

Una de las mayores metas de Satanás es la de desviar el dinero que debería estar viniendo a la tesorería del Señor y de esta manera drenar los recursos financieros para terminar la obra de Dios.

Tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que nuestro diezmo y donaciones a la causa de Dios están sosteniendo la predicación de la verdad y de que el diablo no se aproveche de nosotros y asegure esos medios que Dios ha colocado en nuestras manos para el alfolí equivocado. Para poder tomar una decisión correcta y responsable acerca del uso del diezmo necesitamos entender qué constituye el "alfolí". Sólo existen dos alfolíes en el mundo:

La palabra "alfolí" equivale a la palabra "tesorería": "Si todos los diezmos fueran traídos al alfolí, la tesorería de Dios no estaría vacía" (Pacific Union Recorder:10).

Recibimos ricos dones del depósito de Dios. La Vida eterna es un regalo que recibimos del depósito de Dios y cada bendición temporal que recibimos viene de su alfolí.

Como símbolo de nuestra gratitud hacia el gran Dador y para desarrollar el principio de la generosidad en nuestros corazones, hemos de devolver, de acuerdo con las bendiciones que el Señor nos ha dado, diezmos y ofrendas a su depósito:

Elena G. de White igualó la tesorería con la causa de Dios la cual es descrita como aquella que extiende la verdad y salva almas (Vuelva a leer la declaración de 2T pág. 665).

Si hemos de enviar diezmos y ofrendas al depósito de Dios, necesitamos saber dónde está. Agunos piensan que está cerca del rio Tíber en Italia. Otros piensan que está en Maryland y otros piensan que está en su iglesia local. El alfolí de Dios es más grande que ninguno de estos lugares. El motivo de esta confusión es que muchos, si no la mayoría, no saben cuál es y qué es la iglesia. Note el siguiente consejo divino:

"Yo misma he tomado de mi diezmo para los casos más necesitados que han sido traídos a mi atención. He sido instruída a hacer esto, y como el dinero no ha sido retenido de la tesorería del Señor, no es un asunto que deba comentarse, porque haría que fuese necesario que se hiciesen saber estos asuntos, lo cual yo no deseo hacer, porque no es lo mejor. Algunos casos me han sido presentados por años, y yo he suplido sus necesidades sacando del diezmo como Dios me ha instruído a hacer. Y si alguna persona me dijera: ‘Hermana White, ¿tomaría usted mi diezmo para usarlo donde usted sabe que es más necesario?’ Yo diría: Sí, lo haré, y yo lo he hecho.Yo encomio a aquellas hermanas que han colocado su diezmo donde es más necesario para ayudar a hacer un trabajo que está siendo dejado sin hacer; y si a este asunto se le da publicidad, creará un conocimiento que sería mejor dejar tranquilo.

Cuando Elena G. de White dio su diezmo directamente a aquellos que estaban ocupados en la labor del evangelio, ella dijo que ese dinero no había sido retenido de la tesorería (o alfolí) del Señor y añadió que el Señor no sólo le había ordenado a ella hacerlo sino también a otros. Obviamente entonces, el depósito debe incluir más de una organización o grupo. De hecho el Señor ha prohibido que todo el dinero vaya a través de una organización:

El Señor trabaja a través de diversas agencias.Si hay algunos que desean entrar en nuevos campos y tomar nuevas líneas de labor, anímenlos a hacerlo…

El consejo del Señor para aquellos que estaban tratando de llevar a cabo la comisión evangélica pero no eran sostenidos por una Asociación (Conferencia) era que ellos debían apelar directamente al pueblo.

También para comprender cómo podemos evitar que nuestro diezmo sea desviado para otro uso que el que corresponde, tenemos que saber qué debe hacerse con el excedente del diezmo. Este excedente no debe ser usado en otras áreas sino en las que Dios ha especificado y es para ser enviado para pagar los servicios de los obreros en áreas del mundo donde hay poco o ningún ingreso de diezmo. No como tristemente estamos viendo en estos momentos que se lo usa para negocios multimillonarios de compra y venta de hospitales en sociedad con la iglesia católica (caso hospital Porter en Colorado, USA); o para el pago de investigadores privados para monitorear la vida privada de miembros y otras personas; o los varios millones de dólares que se han pagado del fondo de diezmos de la Conferencia General (Asociación General) para financiar juicios y demandas puestas por ellos mismos para atacar a otras personas.

Para que tengamos una idea clara de cómo impedir que nuestro diezmo sea usado indebidamente, necesitamos entender lo que Elena G. de White dijo acerca de las vías regulares e irregulares en la obra del Evangelio. En los tiempo de Elena G. de White, aquellos que trabajaban para una Conferencia (Asociación), o para la Conferencia General de los Adventistas, eran llamados "obreros regulares" y ese trabajo se conocía como "vías regulares". Sin embargo, había algunos ministros y obreros bíblicos que no estaban empleados por ninguna organización de la iglesia pero que habían sido llamados para llevar el Evangelio a una o más localidades. Una de estas personas era el hermano Shireman.

Sería muy instructivo que cada Adventista del Séptimo Día en nuestra época leyera todas las comunicaciones enviadas por Elena G. de White a varios obreros en relación con lo que podría ser llamado "el caso Shireman".

Estos obreros que no eran empleados por ninguna organización dependiente de la Iglesia, eran conocidos como "obreros irregulares", por lo menos así los llamaban aquellos que se consideraban a sí mismos como "obreros regulares" y trabajaban en las "vías regulares". Elena G. de White usaba su terminología al referirse a esas situaciones. "Obreros irregulares" sería el equivalente de lo que los "obreros regulares" de hoy en día llaman "ministerios independientes".

En los días de Elena G. de White uno de los más graves problemas entre los adventistas era el poder monárquico, o poder autoritario, que venía desarrollándose en las "vías regulares". Muchos mensajes fueron dados por Dios a través de la hermana White para combatir este creciente mal (un buen número de ellos podemos encontrarlos en Mensajes para los Ministros), pero lamentablemente no lograron el cambio necesario.

"Ahora quiero decir que Dios no ha puesto ningún poder monárquico en nuestras filas para controlar esta o aquella rama de su obra.El trabajo ha sido bastante limitado por los esfuerzos que se han hecho para controlarlo en cada detalle. He aquí la viña del Señor, árida porque no ha sido labrada.Y si alguien en el nombre del Señor empezara a cultivarla no recibiría ninguna ayuda a menos que obtuviera el permiso del pequeño grupo en autoridad.Pero Dios quiere que sus obreros reciban ayuda.Si cien obreros empezaran a laborar en estos campos destituídos, clamando a Dios por ayuda, Él abrirá el camino para ellos.

"El farisaísmo no se ha extinguido en el mundo cristiano de hoy.El Señor desea romper este curso de acción fanática que está tan firmemente establecido y que ha estorbado el avance de su obra. Se necesita abundante sabiduría divina para trabajar.Es necesario avanzar sin pedir el permiso o el apoyo de aquellos que se han apropiado de un poder monárquico.En el pasado un grupo de hombres trató de mantener bajo su control todos los medios provenientes de las iglesias… Ellos tomaron la grave responsabilidad de retardar la obra cuando ésta debía haberse avanzado.El trabajo de decidir cuáles campos deberían ser trabajados y cuáles habrían de permanecer sin trabajar, se le ha confiado a unos pocos de supuesta benévola disposición.Unos pocos hombres han mantenido la verdad restringida porque el abrir nuevos campos demandaría un llamado por dinero. Solamente en los lugares en los cuales ellos mostraron interés estaban dispuestos a invertir" (Spalding Magan:174).

En las declaraciones concernientes al alfolí que se mencionaron anteriormente en esta presentación, Elena G. de White establece claramente que los obreros laicos deberían solicitar ayuda económica e ir directamente a la gente para recibir asistencia financiera. Sin embargo ella asimismo aconseja que ellos también tienen derecho a recibir dinero de las organizaciones de la iglesia y no solamente de lo que han solicitado.

Se han originado muchas discusiones referentes a si una persona no empleada por la Conferencia (Asociación) está autorizada a recibir diezmos.

Esta interrogante existía en los días de Elena G. de White aunque no era tan exagerada como lo es hoy en día, ya que la apostasía no había avanzado tan extensamente como lo ha hecho en nuestros días. Sin embargo, la hermana White comentó acerca de este problema.

Obviamente este mismo consejo se aplicaría a los obreros bíblicos de hoy en día que trabajan tiempo completo. Muy pocos jóvenes se han entrenado para trabajar como obreros bíblicos. ¡Se les ha dicho que no hay ningún diezmo disponible para esto! Como resultado, en esta hora de crisis, cuando deberíamos tener miles de jóvenes entrenados y listos para ir a través de América Latina, Europa, Rusia, China, y otros muchos lugares, miramos a nuestro alrededor y lamentablemente hay una escasez de obreros bíblicos entrenados en todo el mundo. Si usted no tuviera ninguna otra información acerca de los consejos que da Dios con respecto a la obra médica, la de publicaciones o la obra ministerial, este hecho ya es una prueba de la gigantesca apostasía que existe hoy en el Adventismo. Apostasía, por definición, significa que una persona o grupo ha tenido la verdad y se ha apartado de ella, que no están ya siguiendo la verdad que les fuera confiada. Si una persona o una iglesia tolera la apostasía y no habla en contra de ella, se convierte en parte de ella y está a su vez en apostasía.

El propósito de las escuelas adventistas no era solamente el de mantener a nuestra juventud en la iglesia. Cuando usted está entrenando salvavidas, no es suficiente que ellos sepan cómo nadar. Ellos deben aprender cómo salvar a los que se están ahogando. Una educación verdaderamente cristiana es el fundamento de los planes de Dios para terminar su obra. Cada cristiano ha de tomar parte en la terminación de la obra de Dios.

La intención de Dios es que nosotros eduquemos no solamente ministros y obreros bíblicos, pero también médicos, colportores, enfermeras y maestros y muchas otras personas capacitadas, consagradas, para terminar la comisión evangélica.

¿Qué va a lograr esta instrucción bíblica? La próxima frase dice: "Nuestros estudiantes han de ser educados a fin de ser instructores bíblicos… En toda ciudad debe haber un cuerpo de obreros organizados y bien disciplinados; no solamente uno o dos sino veintenas deben ser puestos al trabajo" (SC:92).

Este trabajo requiere dinero: "Casi pareciera como que apenas se atreve alguien a pedir a un obrero que vaya a las ciudades, debido a los medios económicos que se necesitan para realizar un obra poderosa y sólida.Es cierto que se requerirán muchos medios para realizar nuestro deber hacia las personas no amonestadas de esos lugares.Pero Dios quiere que elevemos nuestras voces y nuestra influencia en favor del empleo de medios en forma sabia en este ramo especial de esfuerzo" (Ev:35).

Hermanos, esta hora es de acción, acción inmediata pues en muy poco tiempo "ya no se podrá obrar".

Si ninguno de nosotros siente la responsabilidad de llenar el vacío y de prepararse para ser entrenados en la obra bíblica para entonces poder ayudar a entrenar a otros, el Señor nos pasará por alto y terminará su obra por medio de otros. Él puede usar "niños", o las piedras puede que clamen, pero si eso sucede, perderemos la bendición que Dios quería que tuviéramos y en el proceso, puede que perdamos también nuestras almas. Si no sentimos la responsabilidad de que nuestro diezmo y ofrendas apoyen la predicación del mensaje de los Tres Angeles, Dios puede encontrar otras inteligencias y otras fuentes de apoyo para terminar su obra, y nosotros seremos dejados de lado. Si apoyamos la apostasía con nuestros diezmos y ofrendas no estamos apresurando la venida del Señor, ni estamos dando el último mensaje al mundo, más bien estamos dilatando su venida y en terrible peligro de ser contados con el siervo malvado en el fin (Mateo 24:44-51).

Si las amonestaciones que Dios envía para reformar la iglesia y limpiarla de apostasía son rechazadas, el último recurso de Dios es enviar juicios.

Pronto vendrá el tiempo en el que Dios terminará su obra en una forma completamente diferente de la que nosotros esperamos. Si nos oponemos a lo que Dios está haciendo porque no se aviene con nuestras expectativas en cuanto a la manera como la obra debe ser conducida, nos encontraremos oponiéndonos a Dios y perderemos nuestras almas tan seguramente como le ocurrió a los judíos por su incredulidad. Observe las siguientes profecías:

"Permítame decirle que el Señor actuará en esa etapa final de la obra en una forma muy diferente de la acostumbrada, contraria a todos los planes humanos. Habrá entre nosotros personas que siempre querrán controlar la obra de Dios, y dictar hasta los movimientos que deberán hacerse cuando la obra avance bajo la dirección de ese ángel que se une al tercero para dar el mensaje que ha de ser comunicado al mundo. Dios empleará formas y medios que nos permitirán ver que Él está tomando las riendas en sus propias manos. . . (¡Gloria a Dios!)

Los planes de Dios para la rápida terminación de su obra en el mundo envuelven una reforma educacional que transformará la manera de pensar de la gente acerca de quién y qué es la iglesia, quién y qué es un ministro, quién está calificado para recibir el diezmo, y qué clase de educación un obrero deba recibir.

El sistema reformado de educación que Dios diseñó incluía reformas en la labor manual como parte de la educación, reforma en el vestido, reforma en la dieta, y reforma en la recreación. El propósito de Dios era que los granjeros, financistas, maestros y constructores, así como médicos, enfermeras, colportores y obreros bíblicos fuesen entrenados para el servicio misionero. (Vea MM:194 y 331).

La educación que las escuelas Adventistas del Séptimo Día habían de proveer estaba basada en la Biblia. La Biblia había de ser el centro de la educación, lo primero, lo último y lo mejor.

"La Biblia no debería ser traída a nuestras escuelas para ser intercalada entre porciones de infidelidad" (CT – Consejos para Maestros en inglés- pág. 16). No había de incluir clásicos antiguos o modernos cuyo contenido fuese mundano o tuviese sentimientos paganos e infieles. No había de incluir ninguna lectura de ficción o el estudio de la filosofía mundana (CT pág. 25-28; Ministerio de Curación 346-356). ¡Hoy en día, no sólo se enseña en nuestras escuelas filosofía mundana sino que se traen profesores mundanos! (tanto a colegios como universidades).

Un entrenamiento misionero había de preparar a los jóvenes, tan rápido como fuera posible, para una vida útil como obreros cristianos de manutención propia o como misioneros pagados por el consejo administrativo de la misión que los llamó.

A los jóvenes adventistas se les debían enseñar las grandes reformas que Dios había dado a su pueblo, reformas en el vestido, la dieta, la educación, la recreación, la forma de vida saludable, los métodos de curación y las reformas en la organización y en la administración de la iglesia.

Las escuelas adventistas habían de estar localizadas en un ambiente rural y todos los estudiantes habían de aprender una ocupación manual.

"Cada hombre, mujer y niño debería ser educado para hacer trabajo práctico y útil. Todos deberían aprender algún oficio. Podría ser el oficio de hacer tiendas o podría ser negocios en otras líneas; pero todos deberían ser educados para usar los miembros de su cuerpo para algún propósito, y Dios está listo y dispuesto para incrementar la adaptabilidad de todos los que se educarían a sí mismos para hábitos industriosos" (7Battle Creek:912, también Ed:218). El entrenamiento manual ayuda a los jóvenes a aprender a hacer tanto como a pensar y sin este entrenamiento los jóvenes son descalificados para poder dar la última advertencia al mundo (el fuerte pregón).

La educación adventista no había de incluir entrenamiento en atletismo, deportes y juegos competitivos, porque estos lo descalifican a uno para dar el último mensaje de misericordia al mundo:

En el terreno habían más que los espectadores visibles. Satanás y sus ángeles estaban allí, haciendo impresiones en las mentes humanas. Angeles de Dios, que ministran a aquellos que han de ser herederos de la salvación, también estaban presentes, no para sancionar, pero para desaprobar.Ellos estaban avergonzados de que una exhibición semejante fuese dada por los profesos hijos de Dios. Las fuerzas del enemigo ganaron una victoria decidida, y Dios fue deshonrado. Aquel que dio su vida para refinar, ennoblecer y santificar a los seres humanos fue apesadumbrado por su conducta"(CT:350).

Los edificios en las escuelas adventistas habían de ser sencillos y no diseñados para imitar los patrones de las universidades mundanas. Esta ha sido una de nuestras grandes fallas.

Cuando un estudiante se ha graduado de una escuela con edificios simples y económicos y va hacia un campo extranjero como misionero, él entiende que él también puede comenzar una escuela sin un gran desembolso de medios y el plan de Dios para que hayan muchas escuelas pequeñas alrededor del mundo puede cumplirse. Pero cuando un graduado de una escuela piensa que solamente grandes y costosos edificios y una enorme facultad con avanzados títulos mundanos puede proveer una educación, entonces sólo unas pocas escuelas pueden comenzarse y operarse y aun en su operación una falsa educación es a menudo el resultado porque los edificios de la escuela son una constante fuerza educacional en cualquier institución.

La educación adventista estaba supuesta a entrenar a los jóvenes para que fuesen pensadores y para que fueran capaces de gobernarse a sí mismos en vez de ser meramente reflectores de los pensamientos de los hombres y de tener que ser gobernados por otros. Un cristiano entrenado para gobernarse a sí mismo pondrá su conducta en armonía con los principios de la Biblia, y no estará atado por la esclavitud de las costumbres, las tradiciones, las organizaciones y los líderes cuando el Espíritu de Dios está llamándolo a obedecer y a declarar la verdad.

Una comprensión de este principio es vital si uno va a entender qué causó el rechazo del clamor de media noche en los 1840s por parte de las iglesias protestantes. Su experiencia tiene una nota amenazadora para aquellos esperando el fuerte pregón hoy en día.

"La obra no descansaba en la sabiduría y los conocimientos humanos, sino en el poder de Dios. No fueron los de mayor talento, sino los más humildes y piadosos, los que oyeron y obedecieron primero al llamamiento. Los campesinos abandonaban sus cosechas en los campos, los artesanos dejaban sus herramientas y con lágrimas y gozo iban a pregonar el aviso.

Así como el clamor de medianoche fue rechazado en los 1840s por las iglesias que eran víctimas de una falsa educación, la cual entrena a la gente a ser conservadora y a tenerle miedo a abandonar "bien conocidas sendas de conducta", de la misma manera, aquellos que han llegado a convertirse en víctimas de una educación que no les enseña gobierno propio, rechazarán el fuerte pregón. (Ver Studies in Christian Education, por E. D. Sutherland, M.D.).

Nuestro gran peligro hoy es repetir la misma experiencia de las iglesias protestantes en el tiempo del despertar del segundo advenimiento. El resultado para ellas al fallar en reformarse en la materia de la educación, fue que sus líderes y laicos no estaban preparados para el clamor de media noche.

En su tiempo, por adoptar la reforma protestante en la educación, se pensaba que solamente aquellos educados en el sistema de la iglesia podían ser predicadores y recibir diezmos. Ellos establecieron un sistema que eventualmente forzó a todos los verdaderos hijos de Dios (su verdadera iglesia en la tierra) fuera de sus "iglesias".

Cuando un verdadero hijo de Dios, quien es uno de sus ministros, el cual es fiel a la verdad, es borrado de la iglesia, esto en ninguna manera lo descalifica para recibir apoyo de los verdaderos hijos del Señor porque él todavía es parte de la verdadera iglesia.

En este mundo, la verdadera iglesia y la iglesia profesa no son la misma cosa. La verdadera iglesia está conformada por los que aman a Dios y guardan sus mandamientos:

"Dios tiene una iglesia. No es la gran catedral, ni el establecimiento nacional, ni tampoco son las diversas denominaciones; es la gente que ama a Dios y guarda sus mandamientos. ‘Porque donde eestán dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos’ (Mateo 18:20). Donde Cristo está, aun en medio de los pocos humildes, ésta es la iglesia de Cristo, porque la presencia del Alto y Sublime que habita la eternidad solamente puede constituir una iglesia" (Upward Look:315).

Cuando nuestros líderes rechazaron la reforma educacional en la última parte del siglo 19 y la primera parte del siglo 20 y comenzaron a transitar una senda que llevaría a donde estamos hoy en día, Elena G. de White afirmó:

El esquema completo que muestra la conexión entre la educación cristiana y el asunto del diezmo fue resumido por el Dr. Sutherland como sigue:

Estos educadores cristianos hacían todo lo que podían para preparar al estudiante para que pudiera actuar rápidamente la parte de un buen soldado en la batalla.Los estudiantes no eran detenidos en la escuela para terminar un curso o recibir un título, una costumbre de moda en las escuelas mundanas.Más adelante, maestros medio-convertidos, medio-paganos introdujeron la idea del curso y el título, la cual desarrolló un fideicomiso educativo controlado por los líderes de la iglesia, y no se le permitía a nadie enseñar o predicar hasta que no hubiese terminado un curso y recibido un título. (Note cómo esto limita o circunscribe todo el diezmo a aquellos que han pasado por un cierto curso educativo).

Así como ellos rechazaron el clamor de media noche, una educación mal orientada preparará a una persona para rechazar el fuerte pregón. Un día muy cercano Dios va a terminar su obra de una manera muy inesperada. ¿Lo rechazaría usted si el último mensaje viniera a través de alguien que no está autorizado? ¿Alguien que no ha recibido "permiso"? ¿No apoyaría usted la verdad con su tiempo, talentos y dinero si ésta viniera de una fuente inesperada?

¿Puede usted ver lo invisible, o todo lo que usted ve son organizaciones externas basadas en lo que se profesa? ¿Puede usted distinguir entre la profesión y la realidad? En esta gran controversia ¿se pondrá usted del lado de lo que ven sus ojos? ¿Tiene usted la capacidad de arribar a una conclusión sin basarse en las apariencias? (ver Juan 7:24).

En la última gran obra de Dios para el mundo, "el Señor obrará por conducto de humildes instrumentos, dirigiendo el espíritu de los que se consagren a su servicio. Los obreros serán calificados más bien por la unción de su Espíritu que por la educación en institutos de enseñanza" (CS:664).

Ahora note las siguientes observaciones del Dr. Sutherland en el próximo párrafo acerca de cómo Satanás trataría de hacer que el fuerte pregón fuese rechazado por los Adventistas del Séptimo Día. Note cómo las reglamentaciones educativas y el asunto del diezmo siempre se hallan entrelazados. Si su educación ha hecho imposible que usted vea y entienda cosas espirituales, entonces usted naturalmente concluirá que la iglesia (lo cual es ciertamente algo espiritual) está compuesta de lo que usted puede ver. Usted tenderá a concluir que ésta (la iglesia) es solamente una organización terrenal con constituciones, reglamentos, estatutos, papeles de incorporación, edificios, registros humanos, etc. Primeramente, esto va a determinar su comprensión de quién está reconocido como un predicador o ministro y por consiguiente, quién tiene derecho a ser sostenido por los diezmos y las ofrendas.

"Satanás trabajará con todo su poder engañador para tener una compañía de hombres a la cabeza de la iglesia Adventista al tiempo del fuerte pregón, quienes despreciarán el trabajo de los instrumentos humildes dirigidos por el Espíritu de Dios, los cuales no se han graduado de una institución literaria, con la misma desaprobación con la que los líderes de las iglesias Protestantes antes de 1844 trataron aquellas irregularidades. Dios quiere que haya miles de hombres entrenados en nuestras escuelas; pero Él no quiere que ellos reciban un entrenamiento tal que su actitud hacia la verdad sea la misma que aquella de las denominaciones previas a 1844"(Special Testimonies on Education:97-98)

¡Impresionante y solemne! Casi parece increíble la exactitud, el paralelismo perfecto, pero hoy nada es increíble sino un terrible cumplimiento de lo anticipado y profetizado por nuestro gran y sublime Dios, Aquel Testigo Fiel y Verdadero, que todo lo ve y oye, hasta lo profundo y secreto del corazón humano. El tema del diezmo y las ofrendas tiene que ver con algo más que a cuáles organizaciones usted lo envía. Tiene que ver con algo más que sólo dinero y quién es el que va a adminsitrar el dinero de Dios en este mundo. Tiene mucho que ver con la terminación de la obra de Dios.

Mientras su dinero vaya para financiar apostasía no habrá reavivamiento y reforma para usted porque "donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón" (Mateo 6:21).

Jesús dijo: "Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres" (Juan 8:32) Libres de todo yugo humano, de todo poder monárquico, autoritario y despótico, libres para anunciar al mundo con poder y gracia celestial el último gran pregón, el Evangelio Eterno de Salvación, es hora de levantarnos y resplandecer, Cristo es nuestra justicia, salvación y luz eterna. ¡Amén, gloria a nuestro Dios! El Señor dice: "Romped todo yugo" Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones por tanto no temeremos. . . (Salmos 46). Bendito el que confía en Jehová (ver Jeremías 17:5-9).

"Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder y la tierra fue alumbrada con su gloria" Apocalipsis 18:1 Alabado sea nuestro gran y poderoso Dios, Él nos recuerda: "A la Ley y al Testimonio, sino dijeren conforme a esto es porque no tienen luz ni les ha amanecido" (Isaías 8:20). Maranata, Jesús viene pronto, muy pronto, amén.

El autor de las citas fue el Espíritu Santo. Los laicos miembros del movimiento mundial adventista guardadores del Sábado le estamos (a Dios) muy agradecidos por tan clara exposición y profunda revelación la cual trae paz y seguridad en un tiempo de tantos vientos de doctrina falsa y apostasía. Las citas que fueron traducidas de cartas, manuscritos y otras fuentes inéditas hasta ahora para el mundo hispano son citas inspiradas por Dios, dadas a su sierva y profeta, la hermana Elena G. de White. La mayoría fueron tomadas de las colecciones de testimonios enviados a hermanos que en aquellos tiempos trabajaban como obreros de sostén propio especial (o mejor dicho divino) y a los cuales se los ignoraba o dejaba de lado en forma anticristiana. Los hermanos Magan, Spalding y Sutherland fueron hermanos, educadores médicos misioneros que supieron, hace décadas, lo que significaba ir en contra de la corriente de la mayoría, pero fueron fortalecidos por Dios mismo a través del Espíritu de la Profecía.

Alabado sea Dios, pues Él sigue apoyando a su pueblo final, a sus laicos y pastores, obreros fieles que dependen de un "Así dice Jehová" y no de un mero: así dicen los hombres. Oramos por cada miembro de la verdadera iglesia de Cristo y por aquellos que están siendo llamados a formar parte de ella, columna y baluarte de la verdad.