La Senda del Becerro

SAM WALTER FOSS.

Cierto día por un bosque espeso, caminaba un becerro;
Abría una senda torcida, en busca de comida.
Trecientos años hay transcurrido, y el becerro ha falledido.
Del sendero trata este cuento, que continúa al momento.

Un perro solitario tomo la senda, en busca de merienda;
Un carnero cabecilla llegó luego, y su huella dejó en el suelo:
Tras él siguió su rebaño numeroso, por el sendero tortuoso:
Otros animales fueron pasando, y la trocha se fue ampliando.

Muchos hombre más tarde llegaron, y la misma senda usaron.
Que era torcida todos decían, y ¡Cuánto maldecían!.
Pero aunque mucho tiempo perdían, por allí mismo seguían.

La senda llegó a ser un camino; ése fue su destino.
Muchos coches por éste pasaron, las carretas no faltaron.
Los caballos también por allí fueron, y el ardiente sol sufrieron.

Al becerro todos imitaron, otra senda no formaron.
El tiempo con rapidéz pasó, y un pueblo allí se fundó;
El camino ya era calle central, y sus curvas, algo especial,
Gran ciudad este pueblo llegó aser, ¡era cosa de ver!
¡Cuántos hombres habrán caminado, por el sendero citado!

Actualmente la torcida vía, existe todavía.
Miles de personas por la vía van, en busca de dinero y pan.
Continúan siguiendo sin saberlo, la senda del becerro.
Incontables horas han perdido, por el camino torcido.
Porque lo establecido les gusta, y lo otro los asusta.

Aunque no es mi intención predicar, algo quisiera indicar:
Muchos hombres que a ciegas caminin, en becerros se confían;
Sin descanso viven trabajando, a otros siempre imitando.
Saben que el camino es torcido, y aunque no tenga sentido,
Se obstinan en seguir el largo trecho, sólo porque otros lo han hecho.
Del sendero hacen ruta sagrada, y su vida se degrada,
Ya que la senda del becerro siguen, sin saber lo que persiguen.

Sobre este cuento debes meditar, y la lección no olvidar.

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