Mark Finley Interpretando a NY

CINCO LECCIONES DE LOS SUCESOS DE NY

Mark Finley

(Ante cerca de 7000 adventistas en Atlanta, en el Congreso de la Unión de esta región:  15 de sept. de 2001).

Comenzó mostrando una película sobre su campaña en Papúa Nueva Guinea a donde asistieron 500.000 personas. Era impresionante ver esas masas imponentes de gente, y los miles aceptando el mensaje del evangelio. Escenas semejantes ocurrieron en muchos otros países en donde se transmitíeron sus conferencias. Después que terminó su campaña, el gobierno de Australia en esa región interpretó la falta de delincuencia como resultado de esa campaña que se dio a nivel nacional. Y declaró:  "¿No es esto prueba de que estamos ya viviendo en la época final?"

Pasó entonces a hablar sobre NY, y dijo que hay veces en que Dios retira su mano protectora y permite que la desgracia se dé. Preguntó entonces qué diría Jesús a esta audiencia. Sus palabras fueron expresadas hace 2000 años atrás. Ellas nos dan esperanza, paz, seguridad. Levantan nuestra vista al Dios que está sobre nosotros.

1. "Yo estoy allí", diría Jesús. 
El habla por medio de las tragedias y desgracias de esta vida. No detiene siempre el mal, pero está doquiera éste se manifiesta para decir a las almas angustiadas que él está allí.

Job 11:35 (Lázaro)

Luc 19:41 (Destrucción de Jerusalén)

5.000.000 murieron en Auswichtz (corrijan el nombre), Polonia (campo de concentración).  Dormían hasta 6 escuálidos hambrientos en un camarote. Después de la cámara de gas ardía el fuego quemando cadáveres. En la celda 1456, sin embargo, un prisionero escribió en una tablita sobre la pared: "Dios estubo aquí".

En el medio de tu dolor personal, Dios está allí. "Ven a mí con tus cargas y dolores y penas y conflictos y enfermedades, que yo te daré descanso", es el mensaje del Señor.

2. La tragedia es un maestro que Dios permite para guardarnos en foco, en perspectiva; para reenfocar nuestras prioridades.

Luc 12:15:  "La vida no consiste en la abundancia de los bienes que posees".

Las tragedias nos enseñan que la vida no es un derecho, es un don. Nosotros no somos dueños de nuestra vida.

Parábola del hombre rico que decidió construir graneros más grandes, y el Señor le dijo que esa noche habían venido por su alma, por su vida, la que puede terminarse en un momento.

Las tragedias nos llevan a cambiar las cosas, a consagrarnos, a enfocar de nuevo nuestra vida, nuestra devoción. No permitamos que los muertos en NY hayan muerto en vano. Renovemos nuestro punto de mira, nuestro valor, etc.

Dios puede traer salvación por la mayor tragedia:  la cruz de Jesucristo. Suceden las tragedias para nuevos cometidos, y enfocar nuestra atención en lo que es eterno.

3. Estas tragedias son señales que se incrementarán (en esto reveló Mark Finley una fe inconmovible en las demás anticipaciones de la Biblia y de E. de White)

Mat 24:12,36:  van a aumentar. Pero las miramos con otros ojos, con otras perspectivas que las que el mundo y las demás iglesias tienen.

Los adventistas no somos fanáticos que dicen que el fin ya llegó por lo que ocurrió en NY. La tragedia de NY la miramos como una pieza del rompecabezas, como una parte de todo el cúmulo de profecías del fin que el Señor nos dio, anunciándonos que el fin se acerca.

Del testimonio directo de Jesús extrajo la cita de E. de White. Dijo que no iba a interpretarla, que lo hiciera la audiencia. Pero la interpretó junto con la audiencia, haciéndole responder a las preguntas que levantaba ante cada corta declaración. ¿Qué ciudad menciona? Nueva York, le respondieron a coro. Leyó que allí vio edificios que "se levantaban piso sobre piso, hasta el cielo" y preguntó:  ¿Se habían construido las torres gemelas en sus días? No, le respondieron a coro. 

Siguió destacando lo que E. de White dijo acerca de la jactancia de los constructores de haberlos hecho inexpugnables contra el fuego, de cómo los bomberos no podrían hacer nada, del orgullo de los propietarios que lo hacían todo para glorificar al hombre, y que Dios no estaba en esos planes, etc., y pasó a comparar lo que ella dijo con lo que la cadena de noticias internacional CNN (las extrajo creo de la web page de CNN) dijo. En 1960 los arquitectos dijeron que esos edificios eran inexpugnables contra el fuego, que su estructura era tan sólida que podía soportar la embestida hasta de un boeing 707. Destacó enseguida que el boing que chocó las dos torres fue el 757, algo equivalente.

Luego comenzó a describir en forma dramática la sociedad norteamericana, materializada y muerta en las cosas espirituales. Hizo un llamado al corazón del adventismo en norteamérica que le salía del alma, destacando cómo muchas de nuestras iglesias están realmente muertas. Y se preguntó patéticamente qué va a pasar con un país tan materializado como el nuestro..., etc. Aseguró que vendrán catástrofes peores mostrando que Dios no puede permanecer impasible ante nuestra frialdad. Jesús nos llama a través de esa tragedia para decirnos que su venida está cercana, que debemos prepararnos. Y amonestó a cavar, cavar, cavar hondo en la Palabra de Dios, para estar firmes en el día final.

4. Nos enseña que no hay ningún sacrificio tan grande que no sirva para salvar un alma.

Aquel viernes oscuro pusieron clavos sobre el Hijo de Dios. Judas lo entregó, Pedro lo negó, los romanos lo crucificaron. Y los desalentados discípulos de Emaús declararon:  "pensábamos que él iba a redimir a Israel".

Pero no hay ningún sacrificio que sea demasiado grande para salvar un alma, un muchacho, una joven, para salvarte a ti.

En NY muchos trabajaron para rescatar gente, y dieron sus vidas por salvarlas. La policía, los bomberos, murieron en cantidad porque consideraron que ningún sacrificio era más grande que el de salvar a los que estaban muriendo. Se han gastado y se siguen gastando millones de dólares para rescatar aún una sola persona que quede con vida debajo de los escombros.

Pero el Hijo de Dios no vino a pedir millones de dólares norteamericanos para salvar almas. Dio su propia sangre para salvarnos.

En 1989 hubo un terremoto. Murieron 30.000 personas. Una escuela se vino abajo. Un padre cavó horas y horas, 30 hs., 40 hs., 45 hs. Trataban de desanimarlo, pero él seguía. Cavó 52 hs. y lo encontró con otros compañeros que todavía vivían. Nuevamente, no hay sacrificio que sea demasiado grande para salvar a un alma.

¿Qué es lo que nos frena hoy de hacer obra misionera?

Muerte espiritual. Complacencia. Edad materialística de riqueza.  Dios nos llama a tomar una determinación espiritual profunda, a usar con toda el alma las energías de las que disponemos, a manifestar un profundo amor y deseo de ayudar a los demás.

5. La tragedia de NY nos habla al corazón para despertar el anhelo de algo mejor. La tragedia precede al triunfo, al mundo perfecto que se nos prometió.

Apoc 21:1:  Nuevos cielos y nueva tierra. Dios enjugará toda lágrima. Aún el de la madre que dejó su niñita en la guardería infantil del World Trade Center.

La muerte no tendrá la última palabra. La violencia no tendrá la última palabra. Los terroristas tampoco tendrán la última palabra. Jesús es nuestro piloto y nos tomará para llevarnos salvos al hogar.

Tiene que haber algo mejor. Todas las dificultades y problemas que nos pasan en esta vida: amargura, enfermedad, cáncer, el terrorismo, las guerras, etc., no tendrán la última palabra. Esta tragedia nos enseña a mirar la venida de Jesús y anhelarla.

Terminaron cantando Jerusalén, Jerusalén, una mujer blanca y un negro. Luego pidió Mark Finley que lo repitan cantándolo con toda la congregación. Me gusta cantar, pero allí no pude.

Alberto R. Treiyer
www.tagnet.org/distinctivemessages

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