Estimado Gustavo:
Te agradezco sinceramente tu "cordial reacción"
y el trabajo de tomarte tiempo en responder en detalle algunos de
mis análisis. Como decía Oscar Wilde "lo malo no es que hablen mal
de uno, lo malo es que no hablen en absoluto". La indiferencia es
nefasta. Me parece terrible ser un "predicador en el desierto". Gracias
por tu deferencia y por abrir este espacio de diálogo que me
sustrae de la sensación de ser una voz perdida resonando en los
infinitos espacios cibernéticos.
Un aclaración previa. Como expliqué en una respuesta
a Marcos Blanco (no se si apareció en esta red), la Columna es un
trabajo que hago semanalmente para un Boletín. En esta ocasión me
pareció oportuno incluirla en esta y otras redes, entre ellas, un
par de redes interamericanas de psicología. Así que tuve que
navegar en un discurso que fuera comprensible para los adventistas y
para aquellos que no tienen idea de las cosas religiosas. En ese
objetivo, reconozco que fui demasiado esquemático, presentando algunos
énfasis excesivos. Buscaba incentivar la reflexión teológica a partir
de estos acontecimientos lamentables. Me siento satisfecho de haber
logrado ese objetivo.
Paso a analizar tus múltiples y agudas interrogantes. "¿Puede
invalidarse al corazón sereno que piensa que «la catástrofe (pueda
ser) una . . . convocatoria para "elevar la mirada al cielo"»,
cuando otros métodos alternativos no logran, en muchos casos, su efecto?"
Por mi parte, pregunto: ¿Puede permanecer sereno
el corazón frente a una catástrofe como la ocurrida? ¿Cómo
conservar la serenidad al ver incendiándose una torre de 400 mts.
repleta de personas? ¿Quién no sufre un terrible impacto psicológico
al ver caer personas de cientos de metros de altura? ¿Esas
escenas ayudan a elevar "la mirada al cielo" en busca del Dios
de amor o por el contrario lo dejan a uno shokeado, traumatizado y con
un intenso estrés (como el caso de una hermana que está mañana después
del sermón me preguntaba como podía aliviarse de la angustia que
experimentaba desde que vio las escenas por TV)? Es posible que sea un
"método alternativo" para mover el corazón insensible que otras
formas misericordiosa del llamado divino no consiguieron respuesta,
pero tengo serias dudas de que sea un buen método. Hay padres que enseñan
a sus hijos con la disciplina del castigo físico. Quizás algunos hijos
reaccionen ante los golpes, pero conozco muchísimos que en el
consultorio me han confesado que esas experiencias fueron traumáticas
y generadoras de raíces de odio.
"¿Es válida la oposición o
incompatibilidad que tú planteas entre catástrofe (apocalíptica) y
prodigio (mesiánico) a la luz de las catástrofes prodigiosas
que registra el Antiguo Testamento como las de Éxodo, que representaron
al mismo tiempo catástrofes destructoras para los egipcios y prodigios
salvíficos para los hebreos, esto es, una misma obra vista desde dos
perspectivas correctas, una como natural consecuencia de la otra?"
Es cierto, las intervenciones "maravillosas" de Dios, muchas
veces tienen una dimensión trágica para los impíos. Así ocurrió para
los egipcios, para los sacerdotes de Baal y ocurrirá en el día
"grande y terrible de Jehová". Cuando me refería a catástrofes,
no estaba hablando de esos hechos (que para mi son "prodigios")
sino a sucesos como el ataque terrorista a NY y Washington, o las
catástrofes naturales, como la caída de un meteorito que
hipotetiza Moore (en esa dimensión del catastrofismo escatológico es
donde instalo la discusión). Me parecen cosas muy diferentes las plagas
que cayeron sobre Egipto, después que Dios dio tantas
oportunidades de arrepentimiento, a un ataque terrorista, donde no hay
posibilidades de salvación. El prodigio es una intervención directa de
Dios, las catástrofes son acciones diabólicas que Dios las permite.
¿Trae un mensaje no apocalíptico, que de acuerdo
a tu artículo tú recomendarías, el antitípico y moderno Elías
(el pueblo que anuncia la 2da. Venida) que no sea el apocalíptico que
señaló Malaquías, cuando éste escribió (4:5-6): "He aquí, yo
os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande
y terrible. [Y hará una obra de restauración] no sea que yo venga
y hiera la tierra con maldición"? ¿No constituye la obra de
este Elías la divulgación de los 3 mensajes angélicos de Apoc
14, los dos últimos de los cuales con contenido netamente apocalíptico?
¿No se observa esto más notoriamente en el mensaje del llamado
"4to. Ángel" de Apoc 18?
Estimado hermano Contreras, la obra de Elías según
Malaquías, es la de "convertir (reconciliar, dice DHH) el corazón
de los hijos hacia los padres" y viceversa. Creo que esas palabras
son susceptibles de diversas exégesis. Coincido contigo que "el
antitípico y moderno Elías" tiene un sentido apocalíptico, que
personalmente lo veo mejor expresada en el capítulo 11, como lo he
explicado en el libro "La posmodernidad desde la perspectiva profética",
que en el capítulo 14. No lo veo para nada en Apoc.18, que está
en el contexto de la última plaga, que según la interpretación
tradicional adventista (¿acaso tu tienes otra interpretación?)
ya se ha cancelado el tiempo de gracia, por lo cual no tendría sentido
el mensaje de arrepentimiento y de preparación para la Parusía que
caracteriza la misión del Elías profético.
Me preguntas: "¿Es justo calificar de «patológica»
la mirada o perspectiva catastrofista de aquellos que ofrecen, basados
en los registros del AT, una interpretación de las calamidades, no a
partir de la morbosidad que algunos desarrollan frente a la
historia en sí (como pretenden las notas periodísticas
sensacionalistas), sino a partir de la relación de causa-efecto, esto
es, como consecuencia de la transgresión de las leyes?". Te
contesto que efectivamente el catrastofismo es patológico, es una forma
de necrofilia, según la definición que da Erich Fromm ("Anatomía
de la destructividad humana"). Está movido por pulsiones tanáticas
(de muerte) y es propio de personas que padecen un trastorno
antisocial de la personalidad. Lo que planteas Gustavo, no es
el catastrofismo, sino el juicio de condenación que Dios ha aplicado en
el pasado -esa "extraña obra"- y que administrará en el
futuro, como resultado de la transgresión a sus leyes.
Creo que tenemos una discusión de términos más que
de conceptos. El pensamiento vulgar y secular entiende por "apocalíptico"
el catastrofismo destructivo. Por supuesto que es un error terrible
que desvirtúa el verdadero sentido del Apocalipsis, que contiene
las escenas más gloriosas de esperanza. Repite use esos términos para mis
colegas psicólogos más que para los miembros de esta red.
Por supuesto, Gustavo, que Jesús no era un «apologista
del fatalismo». Precisamente, ese texto de Luc 13:5: "Os
digo: Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente"?, ofrece
la oportunidad para el cambio, encierra un fuerte llamado al
arrepentimiento, como siempre ofrece la misericordia divina. Eso no
ocurre entre quienes hacen la "apología del fatalismo".
Precisamente, el fatalismo es la muerte de la esperanza y del cambio.
¿Qué te hace pensar que "la calamidad
sufrida en la torre de Siloé puede tener algún paralelo
con las torres gemelas de USA? ¿La torre de Siloé fue destruida
por un ataque terrorista? ¿Qué tipo de exégesis haces de esos textos?
Me parece claro que Jesús está hablando de la necesidad de
arrepentirse, más que refererirse a "posteriores
calamidades a caer sobre los impenitentes".
Con respecto a la pregunta: ¿Constituyen «los
maravillosos prodigios de Dios ... los auténticos signos de los
tiempos» en desmedro de las calamidades, las que «sólo generan
fobias, pánico, angustia, paranoia, estrés postraumático y otros
trastornos por el estilo que poco ayudan a despertar la conciencia
religiosa»? Contesto que sí. Ese es mi pensamiento.
En relación a tu comentario: "Si bien en el
artículo queda sentado que una prédica orientada en tal sentido no es
sino «otra forma de terrorismo demoníaco que destruye las torres
de la confianza y la esperanza», me parece que no captaste la idea
o quizás no fui claro en exponerla. Lo que quise decir, es que esos
ataques terroristas, no solo siembran muerte, dolor, angustia y otros
trastornos por el estilo, también destruyen la confianza en el futuro,
creando incertidumbre, temor, pesimismo y desesperanza. En ese sentido,
decía, que debemos preservar la esperanza y no permitir que ese
terrorismo diabólico ensombrezca los horizontes del porvenir.
Por eso es necesario reforzar las promesas divinas que tienden a
iluminar el futuro con las luces de la esperanza.
Me parece muy bien, hermano Contreras, que prefieras
la lectura de Josefo. Es estimulante y edificante. Pero quiero aclararte
que no todos reaccionan como Josefo ante una catástrofe o tragedia. La
mayoría no tienen esa capacidad intelectual y espiritual para
afrontar las calamidades y extraer lecciones de como actúa la
Providencia divina. Si quieres tomarte el trabajo de leer el Manual
Diagnóstico de las Enfermedades Mentales, en su última versión (DSM-IV),
elaborado por la Asociación Psiquiátrica Americana (la obra científica
más importante en la materia), que me sirvo transcribir a
continuación. Allí encontraras como la gente responde ante una
situación traumática. Advertirás que ninguno de los indicadores
mencionados se refieren al despertar de la conciencia religiosa o
alguna otra forma de reacción espiritual, sino, por el
contrario, a síntomas de alteraciones psíquicas. En consecuencia,
¿no es legítimo pensar que Dios tiene recursos superiores y
más eficaces para impresionar la conciencia humana con las enseñanzas
de la "verdad presente" que los acontecimientos traumáticos?
Un abrazo.
Mario |
Como
la gente responde ante una situación traumática
A. La persona ha estado
expuesta a un acontecimiento traumático en el que han existido (1) y
(2):
(1) la persona ha experimentado,
presenciado o le han explicado uno (o más) acontecimientos
caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de
los demás
(2) la persona ha respondido con un
temor, una desesperanza o un horror intensos.
B. El acontecimiento traumático
es reexperimentado persistentemente a través de una (o más) de las
siguientes formas:
(1) recuerdos del acontecimiento
recurrentes e intrusos que provocan malestar y en los que se incluyen imágenes,
pensamientos o percepciones. Nota: En los niños pequeños esto puede
expresarse en juegos repetitivos donde aparecen temas o aspectos
característicos del trauma
(2) sueños de carácter recurrente
sobre el acontecimiento, que producen males-tar. Nota: En los niños
puede haber sueños terroríficos de contenido irreconocible
(3) el individuo actúa o tiene la
sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo (se
incluye la sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones,
alucinaciones y episodios disociativos de flashback, incluso los que
aparecen al despertarse o al intoxicarse).
(4) malestar psicológico intenso al
exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un
aspecto del acontecimiento traumático
(5) respuestas fisiológicas al
exponerse a estímulos internos o externos que sim-bolizan o recuerdan
un aspecto del acontecimiento traumático
C. Evitación persistente de
estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad general
del individuo (ausente antes del trauma), tal y como indican tres (o más)
de los siguientes síntomas:
(1) esfuerzos para evitar pensamientos,
sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático (2) esfuerzos
para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del
trauma
(3) incapacidad para recordar un
aspecto importante del trauma
(4) reducción acusada del interés o
la participación en actividades significativas
(5) sensación de desapego o enajenación
frente a los demás
(6) restricción de la vida afectiva
(p. ej., incapacidad para tener sentimientos de amor)
(7) sensación de un futuro desolador
(p. ej., no espera obtener un empleo, ca-sarse, formar una familia o, en
definitiva, llevar una vida normal)
D. Síntomas persistentes de
aumento de la activación (arousal) (ausente antes del trauma), tal y
como indican dos (o más) de los siguientes síntomas:
(1) dificultades para conciliar o
mantener el sueño
(2) irritabilidad o ataques de ira
(3) dificultades para concentrarse
(4) hipervigilancia
(5) respuestas exageradas de
sobresalto.
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