Cada día aumentan los grupos que
pretenden comunicarse con el más allá y hablar con los muertos. El
espiritismo reviste nuevas caras, no porque de fondo haya variado mucho de lo
que era en otras épocas, sino por haber adoptado formas nuevas y peligrosas:
1. Se practica a modo de juego, con
ouijas, películas y documentales, así como manuales de brujería y
espiritismo que se pueden adquiridos fácilmente, incluso por niños y
adolescentes, casi en cualquier tienda de juguetes, de artículos para regalo
o centros de video-renta.
2. Los adelantos en la tecnología ponen al alcance medios para iniciarse en
el "conocimiento" de fenómenos místicos y para reproducir de
manera sencilla, condiciones que pueden parecer sobrenaturales, como son
grabadoras, trucos, magias y el poderoso medio, al alcance de muchos, que son
los programas de computadora e internet.
Cuando nació el espiritismo moderno, a mediados del siglo XIX, se sentían
los golpes en las paredes. Luego se pasó a los golpes en las mesas. A partir
de los años cincuenta, empiezan las grabaciones de voces en cintas magnetofónicas.
Ahora tenemos los ordenadores. A medida que cambia la tecnología, cambia el
espiritismo. ¿No es justamente esto una demostración de que es una
iniciativa del hombre?
Debemos distinguir entre los distintos tipos de causas de un fenómeno: cuando
procede de Dios, pertenece al grupo de las causas sobrenaturales (todo
aquello que de alguna manera trasciende o rebasa lo puramente natural); si
procede del demonio o los ángeles, pretenece al grupo de lo preternatural
(aquello que excede y trasciende las fuerzas de alguna naturaleza creada, pero
no rebasa la fuerza de la naturaleza creada); y si procede de la imaginación
o de alguno de los agentes que constituye el mundo físico exterior de la
persona, pertenece entonces al grupo de lo natural (todo lo que le
conviene a cualquier ser de acuerdo a su naturaleza). Así, lo que es preternatural
para el hombre, es natural para ángeles y demonios.
Médiums y científicos principalmente utilizan, con cierta metodología, tres
medios para este tipo de comunicaciones: el poltergeist, el espiritismo y las
psicofonías.
Poltergeist o psicokinesis espontánea recurrente: Son los llamados
"espíritus ruidosos", que se manifiestan con ruidos misteriosos,
olores desagradables, muebles que se desplazan solos, fríos súbitos, voces
inexplicables, objetos que aparecen y desaparecen y levitación incontrolada
de personas y objetos.
Espiritismo: Se invoca a los espíritus por medio de sesiones, la ouija,
el agua, objetos personales y fotografías del difunto, con el fin de
establecer algún tipo de comunicación. Las manifestaciones son parecidas a
las de la actividad poltergeist, incluyendo apariciones de espectros, voces,
mensajes escritos, golpes y llamadas misteriosas.
Psicofonías: Es la grabación de las supuestas voces de los muertos.
Estas grabaciones se llevan a cabo en iglesias, casas antiguas y lugares donde
ha ocurrido alguna muerte trágica.
Sobre estos temas, el Catecismo
de la Iglesia Católica en su número 2116, exponiendo la doctrina católica
sobre el primer mandamiento, señala que: "Todas las formas de adivinación
deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación
de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone
"desvelan" el porvenir (cf. Dt 18,10;Jr 29,8). La consulta de horóscopos,
la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes,
los fenómenos de visión, el recurso a mediums
encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente,
los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes
ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de
temor amoroso, que debemos solamente a Dios."
Por otro lado, normalmente quien quiere hablar con un difunto acaba por
escucharse a sí mismo y lo que asombra de estos mensajes es a veces el hecho
de que, por lo general, el difunto diga cosas que sólo conocíamos nosotros
en lugar de descubrir por medio de él verdades nuevas. Aquí nos damos cuenta
de que son experiencias removidas que afloran desde el subconsciente.
Se han postulado muchas teorías para explicar estos fenómenos y parece ser
que, entre los que perciben estas manifestaciones, se encuentran personas con
historia clínica previa de trauma y stress, neurosis, histeria, copropraxia (deleitarse
en el uso del lenguaje obsceno e inapropiado), y ecolalia (repetición de
palabras carente de sentido); los desajustes sexuales también son notorios,
encontrando altos índices de personas homosexuales y niñas en el paso de la
niñez a la adolescencia.
En la mayoría de los casos, las investigaciones llevan a resultados de tipo
dudoso, ya que nada es totalmente comprobable, y los efectos que han podido
ser medidos y registrados, como es el caso de las psicofonías, pueden deberse
a causas naturales, -donde la imaginación se centra en un intenso deseo y lo
proyecta mediante la voluntad- y preternaturales.
Para salir al paso de los abusos y aclarar dudas, los obispos de la región de
Emilia-Romagna han publicado una nota pastoral con el título «La Iglesia
y el más allá». El documento fue presentado el pasado mes de mayo a los
medios de comunicación por el cardenal Giacomo Biffi, el coordinador de la
edición, monseñor Adriano Caprioli, y el secretario de la Conferencia
Episcopal Regional, monseñor Claudio Stagni.
"Es la primera vez que, en un documento de la Iglesia, se definen las
formas de evocación de los difuntos como fenómenos relacionados con el
subconsciente. Es un hecho importante. Sobre todo porque estas formas hoy están
teniendo éxito entre los padres que han perdido a un hijo en
circunstancias dramáticas. Poco a poco, se han formado una serie de grupos
que usan la comunicación con el más allá como un atajo para responder al
dolor". (Armando Pavese)
Los obispos no demonizan el progreso tecnológico pero ante estas
circunstancias, bien vale la pena preguntarse si el demonio, como espíritu
puro que es y teniendo gobierno sobre las cosas materiales, no tendrá
intervención en ellas actuando indirectamente, por permisión de Dios, sobre
la voluntad humana, impresionando la imaginación y los sentidos y encontrando
terreno fértil en aquellas personas interesadas en los fenómenos
paranormales.
Armando Pavese, experto del GRIS (Grupo de Investigación sobre Sectas) y
miembro de la Sociedad Italiana de Psicología de la Religión, desde hace
quince años se dedica al estudio del espiritismo y afirma que una persona "que
participa en reuniones espiritistas o escucha voces registradas, se carga
psicológicamente. Obtiene un beneficio incluso físico. Pero ¿luego? Pasa un
poco de tiempo y todo se desvanece. Tiene necesidad de volver continuamente al
médium. Se convierte en una psicodependencia, una forma de droga que debe ser
alimentada continuamente. La oración y el amor hacia los difuntos, en cambio,
salen de nosotros mismos. No necesitan mediums. Claro, no son la respuesta fácil,
a golpe de tambor. Pero la fe en la Resurrección se basa en Cristo, no en
ciertas pruebas".
También la fe cristiana habla de una comunicación entre vivos y muertos,
aunque no se trata de una comunicación directa, sino por mediación de
Jesucristo, puesto que: "La oración es cristiana en tanto en cuanto es
comunión con Cristo y se extiende por la Iglesia que es su Cuerpo."
(Catecismo de la Iglesia Católica, 2565) Por tanto, esta comunicación con
los difuntos, por virtud de la comunión con los santos y de todo el cuerpo místico
de Cristo, se puede vivir de modo auténtico "a través de la oración
y la meditación -responde Armando Pavese-. Es el único camino para ir
más allá de la psique y llegar a la esfera del espíritu. El recuerdo de las
experiencias hermosas y dolorosas vividas hace emerger dentro de nosotros en
la oración la comunión que sólo el amor puede crear".