Respuestas a Alguien que Duda Sobre el Significado de la Tragedia de Nueva York

Alberto,

No niego que las citas de EGW aparentemente se están refiriendo a lo sucedido en NY. Lo que me plantea algunas dudas es que EW presenta los sucesos como los juicios de Dios y según ella los juicios de Dios son Terremotos inundaciones e incendios que destruyen las ciudades no solo algunos edificios. Eventos U.D. 118.

La destrucción de dos edificios y algunos más de alrededor ¿Deben interpretarse como juicios Divinos o simplemente como  consecuencias de una guerra ideológica? ¿Tiene sentido un castigo que en la práctica no es interpretado como castigo?

Los neoyorquinos no se sienten culpables de haber atraído la ira de Dios, más bien se sienten victimas inocentes. Una ciudad ¿no debería tener la oportunidad de recibir el mensaje y arrepentirse antes que Dios la castigue? (Ninive).

Por eso aún no he podido definirme ni a favor ni en contra de la aplicación que muchos están haciendo de estas citas.

Un abrazo, Luis.

Para que otro amigo siga creyéndome absolutista ya que no entro dentro de su estilo o patrón de conducta y procedimientos, voy a responderte más minuciosamente, mi querido en serio amigo Luis. Para ello voy a numerar los puntos que me pusiste, ya que se me abrió ahora un espacio y dispongo de un poco más de tiempo.

1. No niego que las citas aparentemente se están refiriendo a lo sucedido en NY.

Respondo:  “Aparentemente”, ¿expresión de duda? Al menos la confiesas claramente al final. Si hubiese dido una ilustración simplemente que Dios permitió, sin nada que ver con un castigo, como ha sido sugerido, ¡qué ilustración con respecto a tanta gente supuestamente inocente! ¿Nada más?

2. Según EW los juicios de Dios son terremotos, inundaciones e incendios que destruyen las ciudades, no solo algunos edificios.

Respondo:  En un restaurant vegetariano vimos en Orlando los otros días a un pastor joven con su esposa a quienes les preguntamos sorprendidos:  “¿Son Uds. vegetarianos?” Con una linda sonrisa la esposa respondió:  “también”.

a) Además de enviar juicios a través de la naturaleza por obra directa del diablo mismo, Dios envía juicios a través de sus enemigos.

“Dios usará a sus enemigos como instrumentos para castigar a aquellos que hayan seguido sus propios caminos perniciosos...”, Ev. Ult. Días, 246.

b) Hay citas que no hablan de la destrucción de las ciudades, sino de “las más costosas estructuras de edificios construidos supuestamente a prueba de fuego”, de “los deleitables monumentos de la grandeza de los hombres... aun antes que venga la última gran destrucción sobre el mundo” y “sin previo aviso”, Ev. Ult. Días, 115.

“Cuando la mano restrictiva de Dios se retire, el destructor comenzará su trabajo. Entonces ocurrirán en nuestras ciudades las mayores calamidades”. “Habrá confusión en cada ciudad. Todo lo que puede ser sacudido lo será, y no sabemos qué pasará luego. Los juicios serán de acuerdo con la maldad de la gente y la luz de verdad que han tenido”, ibid, 114.

c) Ya dije que lo que ocurrió en NY, aunque cumplió en forma exacta con lo que E. de White describió, no se agota allí. Aún así, si no vemos ahora el juicio o castigo de Dios en lo más excelso y representativo de NY desde la perspectiva humana, en donde se centra el mayor tráfico de dinero del mundo del cual ella hace específica referencia en su descripción (World Trade Center), ¿qué otros edificios quedarían por quemarse y derrumbarse que nos permitiesen reconocer su advertencia?

3. La destrucción de dos edificios y algunos más de alrededor ¿deben interpretarse como juicios divinos o simplemente como consecuencias de una guerra ideológica?

Respondo:  No fueron dos simples edificios, unos más del montón, como lo puse más arriba, sino los que tenían que ver con el World Trade Center. Cuando estaba en Miami la semana pasada se hizo ver por TV que lo que se destruyó equivalía a todo el centro comercial de la ciudad de Miami, de numerosas y largas cuadras de extensión.

4. En la segunda guerra se quemaron miles de edificios en Inglaterra,  Alemania y Japón  y nunca fue interpretado como un juicio divino.  

Ya te respondí en la anterior y ahora lo amplío. Fue interpretado como un juicio divino por los alemanes adventistas que se entusiasmaron con Hitler y lo consideraron la piedra que caía sobre la estatua. En eso no estamos de acuerdo y nuestra iglesia lo rechazó ya en ese tiempo.

En clases de extensión de Andrews y en diversos libros y artículos recuerdo haber leído de quienes vieron en la 2da. guerra mundial la trágica consecuencia de creer en la evolución, en la supervivencia del más apto, y en el poder del hombre para valerse por sí mismo sin Dios. Y eso cumplió también con lo que E. de White anunció, que Dios enviaría juicios a través de sus enemigos al retirar su mano protectora sobre los hombres.

5. ¿Tiene sentido un castigo que en la práctica no es interpretado como castigo?.

Ya respondí que muchos religiosos conservadores han interpretado el hecho como un castigo divino, y lamento tanto que nuestra iglesia haya sido tan cobarde como para no hacerlo, dentro del marco de prudencia y equilibrio que se requiere. Con excepción del Pr. Mark Findley cuyo sermón ha sido prácticamente borrado en su esencia, un porcentaje bien significativo de personas en puestos elevados reveló ser como el ejército de Saúl en la época de Goliat.

Por otro lado, el hecho de que los adventistas de hace un siglo atrás creyeron en el testimonio adelantado de E. de White sobre San Francisco, y el hecho de que un porcentaje importante en nuestra iglesia aquí, en Argentina y sin duda en otros lugares, no haya percibido su cumplimiento, dice mucho acerca de la percepción espiritual actual de muchos tan diferente a la que nos precedió hace cien años. De allí que fui franco al expresar mis temores con respecto a quienes negaban el papel de Dios en la destrucción de esos edificios, y su negación de que Dios interviniese mediante catástrofes. 

¿Debe considerarse a alguien que vibra con el entusiasmo del mensaje divino, como absolutista o no sé cuánto más, al expresar libremente no solo sus convicciones, sino también sus temores de lo que pueda pasar con los que no ven la mano de Dios en todo esto? Que piensen lo que quieran, de mi parte creo que sería indigno del llamado que el Señor me dio si no me expresase como lo hice.

Con respecto al valor para dar el mensaje que Dios quiere que se dé de advertencia a NY, ya se dieron las citas y aquí agrego otra:

"El salmista dice:  ‘Tiempo es de actuar, oh Jehová, porquer han invalidado tu ley. Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro’ (Sal. 119:126-127). Cuando los hombres se acercan bien a Jesús, cuando Cristo mora en sus corazones mediante la fe, entonces su amor a los mandamientos de Dios se fortalece en proporción al desprecio que el mundo acumula sobre sus santos preceptos. Ahora debe ser presentado el verdadero día de reposo ante la gente mediante la pluma y la voz. Cuando el cuarto mandamiento y los que lo observan son ignorados y despreciados, los fieles piensan que no es el momento de ocultar su fe sino de exaltar la ley de Jehová desplegando el estandarte en el que están inscritos el mensaje del tercer ángel, los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

Los que poseen la verdad como ha sido revelada por Jesús, no deben aprobar ni aun con su silencio la obra del ministerio de iniquidad. Jamás dejen de dar la nota de alarma... No hay que ocultar la verdad, no hay que negarla ni disfrazarla, sino que hay que presentarla plenamente y proclamarla con osadía". Maranata:237.

Esto es lo que estoy haciendo al ir al diario y comenzar pronto con la TV. Como habrán podido ver, estoy resaltando en especial la ley de Dios, usando como ilustración el castigo de NY y la guerra que está en proceso. Hagamos eso y veremos los resultados. Los ángeles están más que ansiosos porque lo hagamos. No los decepcionemos. Pero, ¿cómo vamos a hacerlo si no creemos en el cumplimiento de lo que Dios nos dio, ni entendemos su verdadera dimensión y propósito?

De hecho, los que niegan en la destrucción de esos imponentes edificios, los más altos y significativos del mundo, la gloria humana llevada a su más alto y osado nivel, un castigo de Dios, pasan por alto también cómo se viola la ley de Dios en esas ciudades, en donde NY puede figurar a la cabeza. Los homosexuales han negado que se trate de un juicio por ellos y atribuyen el hecho a los religiosos fanáticos. ¡Cuántos que creen en Dios, aún entre los adventistas, parecieran creer lo mismo, o al menos expresar algo equivalente!

6. Una ciudad ¿no debería tener la oportunidad de recibir el mensaje y arrepentirse antes que Dios la castigue? (Ninive).

Respondo: ¿Cuánto tiempo ha estado nuestra iglesia predicando en NY? ¿Cuánto interés ha manifestado la gente en nuestro mensaje, y en los mensajes de advertencia que otras iglesias han estado dando en NY por sus crímenes, corrupción e inmoralidad? Antes la gente rechazaba hasta con aspereza cualquier hoja o folleto. Ahora hasta cruzan la calle para ver qué están repartiendo. Tal vez debiéramos haber sido más osados en hacerlo. En todo caso, nuestra falta puede haber movido a Dios a ser más misericordioso en su castigo para despertar el interés de la gente y también nuestro interés en cumplir con nuestra misión. 

Nuestra iglesia está invirtiendo ahora enormes sumas de dinero en hacer la obra que hubiera correspondido hacerla antes y con más atención. El canal adventista por cable 3ABN está en estos momentos diciendo que después de la caída de esas torres tienen una invasión de pedidos de material de la gente, algo que no ocurría antes.

Por otro lado, hay muchos ejemplos en la Biblia en los que Dios envió el castigo sin advertencia y luego un mensajero para explicar su razón. De casos tales se hizo eco E. de White al decir que vendría destrucción “sin previo aviso” “aun antes” del último gran día. El caso de Joel puede traerse a colación, sin que signifique un total silencio de Dios antes del castigo, como tampoco puede decirse que NY no fue de ninguna manera advertida. El principio divino al aplicar el castigo lo vemos en Eze 33:2-9, aún en los casos en que los mensajeros no cumplieron su deber de advertir la “espada” que Dios trae “sobre el país. “El impío morirá por su pecado, pero demandaré su sangre de tu mano”.

7. Los neoyorquinos no se sienten culpables de haber atraído la ira de Dios, más bien se sienten victimas inocentes.

Luego, ¿vamos a darles la razón, negando que lo que ocurrió fue realmente un castigo divino por sus pecados, sino simplemente un acto terrorista sin propósito alguno? ¿No es nuestro deber advertirles que si siguen en sus pecados creyéndose inocentes y violando la ley de Dios, su  mano divina se va a retirar más y experimentarán nuevas catástrofes? Ya dije, de todas maneras, que no creo que todos los neoyorquinos se sientan inocentes. Aunque muchos lo sean, aún de entre los que murieron, la culpa caerá más fuertemente en los que llevaron a Dios a retirar su mano protectora.

“En el mundo entero, las ciudades se vuelven semilleros del vicio. Por doquiera se ve y oye el mal. En todas partes se encuentran incentivos a la sensualidad y a la disipación”, Ev. Ult. Días, 113. Aun así, “Dios no ha ejecutado su ira sin misericordia... Debe darse su mensaje en el Gran Nueva York. La gente debe ver cómo Dios, por un toque de su mano, puede destruir las propiedades que han reunido para enfrentar el último gran día”, Ev. Ult. Días, 115-116.

8. Por eso aún no he podido definirme ni a favor ni en contra de la aplicación que muchos están haciendo de estas citas.

¿Sería absolutista si te hago un llamado a que te definas para dar un toque certero a la trompeta que Dios quiere que des, o si te advierta del peligro en que estás de no percibir los juicios que vienen para el futuro, debido a que no puedes ver la mano o castigo de Dios en todo esto? ¿Lo interpretarías como negando de mi parte la genuinidad de tus inquietudes, y te sentirías ofendido, pensando en que por tal llamado o advertencia impido tu libertad de expresión?

"Cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán". 1 Tes. 5:3". Apenas un año antes, 150 presidentes y máximos representantes de toda la tierra, por primera vez se reunieron para proclamar la paz, congregando aún a todas las religiones con tal fin. ¿Dónde? En Nueva York. En el mismo lugar donde cayeron esos imponentes edificios que contenían normalmente 50.000 personas que trabajaban en ellos, toda una enorme ciudad, que fue abatida por manos inicuas, sí, pero permitidas por el Señor por razones que nos fueron expuestas bien claras.

"Cuando se esté terminando la obra de la salvación, vendrá aflicción sobre la tierra, y las naciones se airarán, aunque serán mantenidas en jaque para que no impidan la realización de la obra del tercer ángel. En ese tiempo descenderá la "lluvia tardía", o refrigerio de la presencia del Señor, para dar poder a la voz fuerte del tercer ángel, y preparar a los santos para que puedan subsistir durante el plazo cuando las siete plagas postreras serán derramadas.

Se me mostraron los habitantes de la tierra sumidos en la mayor confusión. Guerra, derramamiento de sangre, privación, necesidad, hambre y pestilencia abundaban en la tierra. A medida que estas cosas rodeaban a los hijos de Dios, éstos comenzaron a unirse y a eliminar sus pequeñas dificultades. Ya no actuaban dominados por un sentido de su dignidad personal, sino que una profunda humildad tomó el lugar de ésta. El sufrimiento, la perplejidad y la escasez hicieron que la razón retomara su trono, y que el hombre apasionado e irrazonable se volviese cuerdo y actuase con discresión y sabiduría.

Se me llamó entonces la atención a otra escena. Parecía haber un corto tiempo de paz. Una vez más los habitantes de la tierra fueron presentados delante de mí; y de nuevo todas las cosas se hallaban en la mayor confusión. La lucha, la guerra, el derramamiento de sangre, con hambre y pestilencia, rugían por doquier. Otras naciones se hallaban empeñadas en esta guerra y confusión. La guerra causaba hambre. La necesidad y el derramamiento de sangre producían pestilencia. Y entonces los corazones de los hombres desfallecían "por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra" (Luc. 21:26).

Los ángeles están reteniendo hoy los vientos de lucha, hasta que el mundo sea amonestado acerca de su inminente destrucción; pero se está preparando una tormenta, que se ha de desencadenar sobre la tierra, y cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá tal escena de contienda que ninguna pluma la puede describir". Maranata:257.

(Encontrado na Internet e publicado sem pedido de permissão ao autor.)

Dr. Alberto R. Treiyer
www.tagnet.org/distinctivemessages

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