Los dos Pactos: De la Esclavitud a la Libertad

Nuestras promesas y resoluciones son como “cuerdas de arena” pero no necesitamos desesperar. A través de creer las buenas nueva de Dios, “mejores promesas”, alegría y felicidad abundarán.

Por Harol A. Toms

“Si Ud. se entrega a Jesús y lo acepta como su Salvador, entonces, por pecaminosa que haya sido su vida, Ud. será considerado justo” (CC, pag. 62).

Ha tratado Ud. alguna vez, de ganar la victoria sobre algunos hábitos dañinos, solo para fallar vez tras vez? Hay preciosas nuevas para Ud. y estas son parte del más “precioso mensaje” que los siervos del Señor nos dejaron. El nos envió a través de sus mensajeros elegidos, Jones y Waggoner, y en los años siguientes.

Satanás está intentando desacreditar a estos dos mensajeros y confundir su mensaje. El conoce que si lo comprendemos y lo recibimos completamente, su poder sobre nuestras vidas será roto y el no quiere dejar ese control (RH, Set 3 1889). Dios ordenó este mensaje como un medio para preparar a nuestro pueblo para llevar el mensaje al mundo entero. Jesús podría haber venido en unos pocos años, si los hermanos hubieran seguido la dirección y aceptado la luz.

Dos conceptos equivocados sobre los dos Pactos

Expliquemos dos conceptos populares erróneos. El 1º es que el viejo pacto, hecho con el antiguo Israel terminó en la cruz y que el nuevo pacto comenzó con la venida de Cristo y fue hecho con los Gentiles.

El 2º es la creencia ampliamente sostenida de que los judíos fueron salvados por el viejo pacto, mientras los gentiles son salvados por el nuevo pacto, dos caminos diferentes de salvación.

Si Ud. investiga cuidadosamente en las Escrituras descubrirá que el nuevo pacto fue hecho con la casa de Israel y que ningún pacto fue hecho con los gentiles. Nosotros debemos llegar a ser parte del Israel espiritual para recibir sus beneficios. Es más, Israel no fue salvado por el viejo pacto (Gal. 4:24). Los israelitas y gentiles, el mundo entero recibe salvación solo a través de las promesas y provisiones del nuevo pacto. Hay algunas nuevas increíblemente buenas en este concepto, tan buenas que una vez que Ud. la entienda, querrá gritarlas desde los tejados!.

El viejo pacto y el viejo corazón

El viejo pacto fue hecho por gente que tenía el viejo corazón. Cualquiera con el viejo corazón puede desear hacer lo correcto, pero el promete y piensa que puede hacerlo con su propia fuerza. Pero esto es imposible. No hay libertad bajo el viejo pacto, ninguna libertad del pecado o culpa, ninguna liberación del poder del pecado.

Pero gracias a Dios, hay liberación en el nuevo pacto. El viejo pacto fue hecho por Israel en el monte Sinaí, como se describe en Éxodo 19:3-8 y 24:3-8. Tres veces, en estos 2 capítulos encontramos a los niños de Israel haciendo promesas a Dios. “Todo lo que el Señor ha hablado, haremos” (19:8).

El viejo pacto fue ratificado con la sangre de bueyes (Éxodo 24:8). Pero la sangre de ningún animal puede sacar el pecado nunca (Heb. 10:4), solo la sangre de Jesús puede hacerlo (1juan 1:7 - Apoc. 7:14). Menos de 40 días después que Israel hizo sus promesas a Dios, rompió el pacto, haciendo y adorando un becerro de oro.

El santuario y todo el sistema levítico fueron iniciados como resultado de que el pueblo había prometido el viejo pacto. Esto puede sorprenderlo!. El viejo pacto no proveyó perdón. Su mensaje era: “obedezcan y vivirán, desobedezcan y morirán”(PP, pag. 372). Nos preguntamos. ¿Cuál fue el propósito entonces del viejo pacto?. Dios realmente no quería ni esperaba que los niños de Israel hicieran esto en primer lugar. Pero conociendo lo que Israel haría, El deseaba ayudarlos a comprender su impotencia absoluta para hacer algo bueno, recto y verdadero. “sin mi nada podéis hacer” (Juan 15:15)

Un nuevo Pacto basado en mejores promesas

La salvación para la humanidad se encuentra en el nuevo pacto, el cual es también llamado el pacto abrahánico y el pacto “eterno”. En Heb. 8:6, Pablo habla acerca de un “mejor pacto”, el cual fue establecido sobre “mejores promesas”. Pero que estaba mal en el viejo pacto? ¿Qué estaba mal en las personas que prometieron?. Sus intenciones fueron buenas, pero ellos no comprendieron que no podían cumplir sus promesas. Ellos podían prometer, así como lo hacemos hoy nosotros, pero no podían cumplirlas. El viejo pacto era defectuoso porque estaba basado en las promesas del pueblo. En los vs. 7 y8 encontramos a Dios descubriendo fallas en ello. El dice “haré un nuevo pacto con la casa de Israel”, el cual está apoyado en mejores promesas, estas son las promesas de Dios. En Heb. 8:10-12 hay 4 promesas del nuevo pacto:

1. Pondré mis leyes en sus mentes y las escribiré en sus corazones (vs. 10)

Esto es justificación por fe, perdón y limpieza, un nuevo nacimiento o regeneración. Al poner la ley de Dios en nuestros corazones tendremos nuevos pensamientos, una nueva actitud hacia la ley de Dios. El nos da una nueva mente, un nuevo corazón, nuevos propósitos. “Mas a todos lo que le recibieron dioles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Los cuales no son engendrados de sangre ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12,13). Nacidos de Dios!, un nuevo nacimiento! Esto no es nuestra obra sino del Espíritu Santo, no nos resistamos a su acción, dice “hijo mío, dame tu corazón”.

2. Y seré su Dios y ellos serán mi pueblo (vs. 10)

Esta promesa se refiere a nuestra adopción en la familia de Dios, una nueva relación. En Rom 8:15-17 leemos que llegamos a ser “herederos de Dios”. El dice “Uds. Recibieron el Espíritu de adopción por el que clamamos Abba Padre”! El Espíritu atestigua a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos y herederos de la unión con Cristo, y si además sufrimos con El, seremos glorificados juntos”. Dios nos hace herederos de la vida eterna, gente justa que entrará en un cielo justo. El Señor ha prometido cambiar nuestros corazones y vidas de tal manera que no solo nuestros pensamientos, sino también nuestro estilo de vida esté en armonía con el testimonio santo de Dios, que es la ley de amor.

3. Todos me conocerán, del menor de ellos al mayor (vs. 11)

Aquí Dios promete llevar a su pueblo a un compañerismo intimo con El, una relación de salvación. La vida eterna se encuentra en conocer a Dios y a Jesucristo, no sabiendo acerca de El, sino conociéndolo como un amigo persona y Salvador. Jesús dijo: “si yo fuere levantado sobre la tierra, a todos atraeré a mí mismo”(Juan 12:32) “Nadie viene al Padre, sino por mi”(Juan 6:44). El Señor está atrayendo a todos. El desea que todos sean salvos. En Apoc. 3:20,21 El hace una promesa a aquellos que están viviendo en el tiempo del juicio investigador, la iglesia de Laodicea”Si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo”. Ciertamente en el derramamiento de la lluvia tardía, el pueblo de Dios experimentará al fin las bendiciones del nuevo pacto. El mensaje de 1888 era el “comienzo” de este esclarecimiento.

4. Yo seré misericordioso a sus injusticias, y de su pecados y sus iniquidades no me acordaré más (vs. 12)

Hay más pensamientos en este versículo que lo que podríamos encontrar en una lectura casual. Cuando Dios dijo: “de sus pecados y sus iniquidades no me acordaré más” ¿Quiso decir que El nos limpiara? No, El quiere decir que El perdonaría nuestros pecados, pero El haría algo más que esto. En 1Juan 1:9 leemos “Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos”. Pero hay algo más aún, El quiere “limpiarnos de todas nuestra injusticias”. El no meramente limpia el registro de nuestros pecados, sino limpia nuestros corazones del pecado y de lo pecaminoso. El carácter de Cristo está en lugar del nuestro y somos aceptados delante de Dios como si no hubiéramos pecado. Todos nuestros pecados descansan en Cristo y su justicia es obediencia perfecta acreditada a nosotros. Qué intercambio maravilloso! Este es el propósito del Evangelio.

Los 10 mandamientos, promesas del Nuevo Pacto

Bajo el viejo pacto, las leyes fueron escritas en tablas de piedra. Bajo el nuevo pacto la misma ley es escrita por el Espíritu Santo en nuestros corazones (2cor. 3:3).

Waggoner vio que bajo el nuevo pacto, los 10 mandamientos llegarían a ser 10 promesas. La mayoría de la gente piensa que los 10 mandamientos son muy negativos. “no mates, no cometas adulterio, no mientas, no codicies, no robes”. Para la mente carnal, aquellos que no han nacido de nuevo, esto es ciertamente así. Con la vieja mente carnal, esforzándose para obedecer, para ganar la salvación o escapar del fuego del infierno (una religión legal), los 10 mandamientos son de hecho una cuestión de no hacer. Pero para los que creen la promesas de Dios, bajó el nuevo pacto, ven que no hay nada negativo en su santa ley, solo hay preciosas promesas. La visión de Waggoner es apoyada por Elena White, en Comentario Bíblico vol 1, pag 1105.

¿Pensó Ud. alguna vez que los 10 mandamientos son promesas? Son 10 promesas aseguradas a nosotros que obedecemos la ley que gobierna el universo. “Si me amáis guardad mis mandamientos”(Juan 14:15). En otras palabras, Cristo dice, si creen en mi, si rinden su vida y su corazón completamente a mi y permiten que yo viva en ti, no tendrás dioses ajenos delante de mi, no matarás, no adulterarás, no mentirás, no robarás, no codiciarás. Yo te guardaré de caer, es lo que Cristo está diciendo acerca de los 10 mandamientos (Judas 24).

Guardaras mis sábados como un signo de gracia transformadora y de libertad de la esclavitud del pecado. Ellos serán un deleite para ti así como yo me deleito.

Nuestra obra? Creer!!

Bajo el nuevo pacto no somos llamados a prometer nada a Dios. Todo lo que se nos pide es creer. En Juan 3:16, encontramos que Dios “dio a su único Hijo, para que todo aquel que en El cree no se pierde, mas tenga vida eterna”. Dios nos amó y su amor lo llevó a dar a su Hijo. Nuestra parte es creer Su amor y sus promesas, apreciar lo que le costó la cruz. Si, Dios hizo el amor y el dar, nuestra parte no es prometer, sino creer o ejercitar Fe y recibir su don agradecidos. No somos salvos por obra, sino por una fe que obra. Somos salvados por gracia a través de la fe, fe que produce obediencia “por amor”.

Cuando verdaderamente creemos, Cristo a través de su espíritu, hace realidad su vida victoriosa en nosotros con nuestro consentimiento y cooperación. Este es el misterio glorioso del Evangelio del que Pablo habla “Cristo en nosotros la esperanza de gloria”(Col. 1:27).

La Esperanza de la Justificación por Fe

Pablo escriben en Gal. 5:4,5 “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis, de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia por Fe”. ¿Qué es esta esperanza? Es la esperanza de que algún día seremos justos? ¿O podemos ahora experimentar esta bendición?. Aquellos que verdaderamente creen en Jesús, ahora heredan la vida eterna en El, todas las bendiciones del reino eternal de justicia están incluidas en la herencia.

¿Qué aprovecha la “fe que obra por el amor”(vs. 6)?. La palabra es ágape, un amor no basado en emociones sino en principios. Dios nos amó, no porque éramos muy atractivos o dignos, pero El nos amó para cambiarnos, para hacernos como El mismo.

Este es Su ágape que nos motiva. Nosotros no nos salvamos por una fe que es motivada por una esperanza de premio eterno o por temor de condenación eterna, sino por el amor de Jesús y el maravilloso sacrificio que hizo en el Calvario por pecadores como yo y como tu!

El viejo pacto fue hecho, y esta siendo hecho aún por aquellos que poseen el viejo corazón, el corazón irregenerado, la mente carnal, prometiendo y tratando de obedecer a Dios. El Nuevo Pacto es la promesa preciosa de Dios de darnos un nuevo corazón, una nueva mente, incluso la mente de Cristo. Con esta nueva mente, el poder de Cristo que vive dentro de nosotros viene y la vida que El vive en nosotros es la vida de obediencia a su santa ley.

(Publicado en 1888 Message Study Comitte Newsletter, Marzo-Abril 1995)

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