Los Musulmanes en La Profecía - 9

Dr. Alberto R. Treiyer
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En las pampas y el litoral argentino hay un pájaro delgado y simpático que se llama tero. Tiene su nido en el campo y vive en medio del campo. Cuando uno pasa caminando lejos del nido, se enojan grandemente y arman una gritería impresionante. A veces vuelan desde atrás para tomar por sorpresa a los que caminan, dando la impresión de lanzarse sobre ellos como kamikazes o musulmanes fanáticos, pero desvían el golpe a uno o dos metros gritando fuertemente para asustarlos.

Los que no saben, piensan a veces que están furiosos porque el nido está cerca. Es inútil que lo busquen. Se detienen a pocos metros del caminante y hacen como que tienen el ala quebrada, para que traten de alcanzarlos. También es inútil todo intento. Es la manera que usan para alejar a los intrusos aun más lejos del nido. Cuando se camina cerca del nido, los teros parecen tranquilos. No se dan por aludidos a menos que se lo encuentre. De esa manera despistan a los que se acercan.

Creo que el diablo tiene muchos teros futuristas por doquiera, anunciando el fin con cualquier evento que ocurre. Donde está el nido, sin embargo, guarda silencio. Nadie parece advertir ni querer alarmar a la gente con respecto al nido. El papado, las iglesias protestantes apóstatas, todas las iglesias y las religiones se están uniendo en cada vez más propósitos que tienen en común, y siendo cada vez más escuchadas. Ese es el nido del diablo. No nos sorprendamos que en torno a eso se guarde silencio. Si pudiera acallar al mismo pueblo de Dios a quien Dios le reveló el nido, lo haría con todo gusto. Y algún éxito tiene, ya que muchos prefieren no alarmar a los teros señalándoles el nido.

12. ¿Qué pasó con Turquía y el resto de los musulmanes?

Tanto afectó y durante tantos siglos al mundo cristiano el imperio turco, que algunos, como Uriah Smith, siguieron dándole una relevancia que jamás debieran haberle dado. Revelaban la contradicción de admitir, por un lado, que su poder había caducado hacia mediados del S. XIX, según la sexta trompeta, y por el otro lado, darle una relevancia especial para el fin mismo que no tiene en la Biblia. Si tan solo hubieran escuchado las advertencias de Jaime White sobre el problema de hacer profecía basada más en los diarios que en la Biblia misma, hubieran ahorrado a muchos en años posteriores de otros desencantos proféticos. No necesitaban más que leer de nuevo la cita de E. de White donde decía que el imperio otomano había caído, y dejar de darle importancia a los largos estertores de muerte que vivió ese viejo imperio musulmán.

Cuando Turquía ya no sirvió más, porque era evidente que nunca más se levantaría como un imperio opresor de alcances mundiales, hubo otros que recurrieron a Rusia y hasta China, vistos en su contexto geográfico más que en el espiritual. Era evidente que estaban perdiendo el rumbo. Gracias a Dios nunca lo perdieron del todo, aunque mantuvieron una especie de contradicción. Por un lado aceptaban las declaraciones de E. de White sobre los eventos del fin que no decían nada de lo que ellos imaginaban con respecto a esos eventos, y por el otro apuntaban hacia coordenadas geográficas sobre los cuales nada dicen las profecías.

Llegó la guerra del Golfo Pérsico y nuevamente hubo quienes recurrieron a la profecía de Dan 11:40-45, buscando meter a los musulmanes de alguna manera dentro del contexto profético. Pero esas profecías revelan la lucha final entre Babilonia (el rey del norte), representando a los poderes religiosos, y a Egipto (rey del sur), representando a los poderes seculares y ateos. Allí está el nido y allí debemos alertar a los que caminan. Se están uniendo las iglesias y las religiones. Los gobiernos seculares les están prestando cada vez más atención. Ya arrasaron con la mayoría de los sistemas ateos. Cuando la unión se complete, se enfurecerán contra las noticias de su fin y contra quienes las dan. Son las nuevas de la venida de los reyes del oriente, Cristo y sus ángeles (Dan 11:44-45;  Apoc 7:2; 16:12; 19:11-19; Mat 24:27).

13. Los musulmanes hoy.

¿Dónde está la profecía que hable de los musulmanes hoy? Desde 1844 forman parte de la gran Babilonia, y su sumisión a los poderes político-religiosos occidentales se incrementará a medida que nos acerquemos al fin. Impresionó ver cómo el líder palestino, Yaser Arafat, se inclinó y besó recientemente la mano del papa. Conversaciones secretas sigue teniendo el Vaticano con líderes religiosos y gobernantes musulmanes. En las reuniones que se dan en los diferentes organismos de las Naciones Unidas, vemos a menudo a los representantes de los países musulmanes y de los países católicos uniéndose para hacer frente a propuestas más liberales con respecto a la moral que provienen de países de origen protestante y ateo.

a) Continúan sometidos a la ONU. Los países musulmanes cuentan con líderes generalmente liberales que interpretan el Corán como los teólogos liberales del cristianismo y los del judaísmo interpretan la Biblia. Ellos son los que tratan de convencer a Occidente ahora que la religión islámica no autoriza hacer lo que los Talibán están haciendo.

Los talibán y mucha gente en los países musulmanes de sentimiento antinorteamericano interpretan, por otro lado, literalmente el Corán, y piensan que está justificado matar judíos y cristianos. Aunque los gobiernos árabes, en gran medida occidentalizados, se atienen en general, a los principios de los derechos humanos que les han impuesto desde occidente, en sus países cuentan con masas coránicas cuyo odio parece casi implacable. Pero no se inquieten; a pesar de tanta gritería y furia, continuarán sometidos.

El mismo Osama bin Laden reconoció esto recientemente, cuando dijo: “Hemos sufrido y continuamos sufriendo a causa de la ONU, por lo que ningún musulmán ni ningún sabio se debe dirigir a ella porque es un instrumento criminal”. “¿Quién votó la partición de Palestina en 1947? La ONU. Los que pretenden ser dirigentes árabes y cuyos países son miembros de la ONU son infieles que renegaron del Corán y de la tradición del Profeta, ya que decidieron remitirse a la legalidad internacional en vez de someterse al Corán” (Clarín, “Bin Laden acusó a la ONU...”, 3 de Nov., 2001).

Si todos los musulmanes del mundo se unieran, podrían transformarse en un factor de terror inigualable. Pero toda liga árabe que se levante, continuará sometida a los países que lideran el mundo, esto es, los EE.UU. y Europa. Captando cuánto por el suelo está quedando la religión musulmana con los pronunciamientos de los Talibán, la liga árabe se pronunció inmediatamente contra las proclamas de O. bin Laden. Todos oficialmente en los países musulmanes buscan tomar distancias de él (con alguna rara excepción), así como de EE.UU. Pero no se ponen de acuerdo.

Me hace recordar a un dibujo que vi cuando era muchacho en que parecían haberse unido para atacar a Israel. Todos los árabes giraban alrededor de Israel que permanecía quieto en el centro. Todos iban contra Israel pero haciéndose zancadillas, atropellándose, apuntándose, con el mismo objetivo, mientras giraban persiguiéndose los unos a los otros. Ese sigue siendo el cuadro. Y es que una posición como la de bin Laden es ciega, cerrada, destructiva, suicida.

b) ¿Apertura final para el evangelio? Asistí a un congreso internacional de evangélicos en Lausana, Suiza, hace 18 años atrás, cuando enseñaba teología en el Seminario Adventista de Collonges-sous-Saleve, Francia. Cuando llegó el momento de abordar la temática musulmana me interesé en el tema. Escuché a musulmanes convertidos al cristianismo comentar la situación actual y las amenazas que penden de la sociedad islámica sobre los que se convierten a otra fe. Toleran a los de otras religiones, pero no a quienes, habiendo sido musulmanes, abandonan la fe musulmana.

Sin embargo, declaraban, hay millones de musulmanes que están convencidos en su interior de que el cristianismo es la verdadera religión. No lo expresan por temor a las consecuencias. Pueden perder su trabajo, su familia, su vida misma. Cuando caiga la religión musulmana o la libertad llegue a esos países —agregaban— se oirá por todos lados el testimonio:  “Yo soy cristiano”, “yo soy cristiano”.

Algo así pasó no hace mucho en Nepal, un país de mayoría pagana. Hubo una revuelta hace unos 10 años atrás que obligó al líder máximo a dar libertad de culto. La alarma cundió cuando aldeas y pueblos enteros se declararon cristianos en el acto. Algo así, de golpe, de una manera tan ambivalente y cambiante como lo fue siempre el árabe, puede ocurrir en los países musulmanes si los sueños imperialistas islámicos son barridos. Sí, en esencia, eso es lo único que les queda: los sueños imperialistas del Islam que, de caer, destruirán la escatología y sostén principal de la religión musulmana.

c) ¿Cuándo y cómo?  Hace diez años, algunos de nosotros pensábamos que tal vez había llegado el momento en que EE.UU. y los demás países se metan en el mundo árabe y les impongan la libertad. Menos mal que nos equivocamos. Para ese entonces, los clamores por ayuda de nuestra iglesia en la ex Unión Soviética eran tan numerosos que no se los podían atender. En este último congreso mundial, sin embargo, el de Toronto en 2000, dijeron que ya contaban con buenos predicadores y evangelistas, que lo único que necesitaban era ayuda material para construir iglesias y dar las campañas ellos mismos. La iglesia crece en forma admirable en toda esa región.

Un pastor adventista, Henry Kempf, quien fuera durante 20 años misionero en países musulmanes del África, me dijo un día en Estrasburgo, comentando las bravuconadas del para ese entonces Kadafy, al norte de África:  “El musulmán no entiende otro lenguaje que el del garrote. No se puede razonar con ellos”. Bastaron unos bombardeos para que dejase de fanfarronear.

Sí, los musulmnes están profetizados en la Biblia aún hoy, así como México, Francia y el resto de los países de la tierra. Los países musulmanes deben ser también evangelizados. Y aunque la mayoría se pierda, como se perderá el resto de la gran Babilonia, muchos se convertirán. Cuanto más dura sea la resistencia musulmana en estos momentos, más duro va a ser el golpe que recibirán, y más abismal será el cambio que darán. A través de ellos mismos y de los países capitalistas occidentales, Dios castigará a ambos por sus pecados, por haberse apartado de su Ley.

d) Reacciones del mundo cristiano. La Iglesia Católica y otros líderes religiosos protestantes han reaccionado pidiendo que se dé verdadera libertad en los países musulmanes. Mientras que en Occidente, debido en gran parte a la gran inmigración musulmana en América y Europa, ellos reclaman libertad y hasta concesiones gratis de salones y lugares de reunión, gracias a los principios de libertad que aquí se respetan;  no están dispuestos a conceder la misma libertad en los países musulmanes. Hacen algo semejante a Israel en la actualidad. Pretenden dar garantías de libertad aún religiosa, pero oprimen bajo el argumento de causar disturbios sociales por la reacción que producen en la población.

Prestemos atención al lema que finalmente escogieron los EE.UU. para la nueva guerra contra el terror islámico más que nada:  “Libertad duradera”. Dijeron desde el principio que iba a ser una guerra de largo alcance. Cuán difícil se les pondrá el camino durante la marcha no lo sabemos. Pero es evidente que los odios continuarán levantándose de ambos lados.

Lo único que queda para evangelizar, geográficamente hablando, son los países musulmanes. Hemos estado penetrando en esos países como musulmanes adventistas, levantando mezquitas en lugar de templos. Algo semejante se está tratando de hacer entre los judíos, levantando sinagogas en lugar de templos. Una vez que las puertas se abran en el mundo musulmán, será impresionante pienso, el desborde, tal vez aún mayor que el de hace una década atrás con la caída del régimen soviético.

e) Consecuencias de la guerra contra el terror. Los países occidentales y en el mundo entero se están uniendo, cerrando filas, y adoptando posiciones más duras. En su interior comienzan a aparecer leyes cada vez más restrictivas. Las iglesias y aún religiones se unen para orar, y buscan salidas a la situación actual. Se ha vuelto un mayor pecado hablar contra otra religión. Hay que considerarlas a todas, y con un espíritu “cristiano”. Atacar otra fe, no importa cuál sea, es revelar un espíritu fanático y cerrado como el de los musulmanes fundamentalistas.

Todo lo que huela a interpretación literal, ya sea del Corán como de la Biblia es fundamentalismo y motivo de sospecha y desprecio. ¿Quién se atreverá a dar el mensaje de la caída de Babilonia en un contexto tal? (Apoc 18:1-4). Es probable que surjan vocaciones misioneras para los lugares más apartados y remotos de la tierra, si es que quedan, con tal de evitar tamaña responsabilidad.

CONCLUSIÓN

Sadam Hussein no sabía, hace una década atrás, que el tiempo de dominio musulmán ya había pasado, y que jamás iba a poder unir las naciones árabes contra el mundo occidental. Tampoco lo sabían los futuristas evangélicos que andan siempre buscando alguna noticia sensacionalista del momento para impresionar a la gente. Ni los talibanes, diez años después, que siguen soñando con unir al mundo islámico para combatir al gran Satán, los EE.UU. y el resto del mundo occidental. Menos el resto del mundo católico y protestante que ni cree en las profecías del Apocalipsis.

Ninguno de ellos tiene los principios de interpretación que la Biblia misma da para entender sus proyecciones étnicas y geográficas, y por eso andan a la deriva en materia profética. Nosotros, que contamos con la segura palabra profética que nos viene de la Palabra de Dios, y además con el Espíritu de Profecía, ¿tenemos necesidad de divagar y fantasear a la deriva junto con los demás, como si no supiésemos lo que Dios nos reveló para esta época? -- Texto recolhido da Internet, sem pedido de permissão ao autor.

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